Sinonimia: Muehlenbeckia platyclada - Planta ciempiés
Es un arbusto de hoja perenne, ampliamente ramificado, de crecimiento vertical y hábito trepador que requiere de algún tipo de soporte para crecer erguido y no ser vencido por el peso del conjunto de la mata.
Aunque cultivada en suelo puede conseguir varios metros de altura, en una maceta logrará alcanzar alrededor de 1´5m de alto y un holgado volumen a lo ancho.
La planta desarrolla una densa cantidad de estrechas hojas llamadas filocladios, que son realmente tallos con un aspecto de hojas y que funcionan como tal.
Está encuadrada dentro de la familia de las Poligonáceas que es un grupo de plantas herbáceas, pero también de árboles, arbustos o enredaderas, anuales o perennes, generalmente de regiones templadas.
Es natural de las Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea, no obstante se cultiva como planta ornamental en diversas zonas tropicales del mundo.
Se trata de una curiosa planta con unas aparentes hojas inusuales, aunque realmente pertenecen a tallos flexibles, resistentes, estrechos, muy aplanados, estriados, segmentados, con apariencia de cintas y de color verde vivo, muy brillantes.
Los tallos viejos adoptan una forma más redondeada. Las auténticas hojas surgen en las axilas de los tallos, son pequeñas, en forma de lanza y permanecen poco tiempo en la mata, quedando ocasionalmente sólo algunas.
Es capaz de adaptarse a vivir en el interior siempre que se le emplace en un lugar con una cuantiosa dosis de luz, como cerca de una ventana o en una terraza acristalada.
A esta planta le encanta la humedad y las temperaturas cálidas.
Para su cultivo en macetas es primordial que los contenedores sean amplios, debido al volumen que adquiere la planta.
De floración otoñal, esta puede extenderse hasta la llegada del invierno si las temperaturas son suaves.
Las flores forman pequeños grupos de minúsculas flores de color blanco verdoso, surgen en las articulaciones de los tallos. Generalmente la mata se encuentra sin hojas en la fase de floración.
Al terminar la floración les sigue unos frutos de pequeño tamaño y de tonalidad rosácea que van tornándose de color granate al madurar.
Hay que cultivarla en zonas del jardín con sombra bien luminosa, en esas condiciones los tallos se conservan con una lozana coloración verde intensa.
Mientras que si se expone al sol, los tallos se tornarán algo amarillentos, que supondrá una merma en el atractivo de la planta.
El sustrato en el periodo de máximo calor se debe mantener en todo momento suficientemente húmedo, no dejando que llegue a secarse mientras persista el calor.
Un rociado frecuente sobre toda la planta le resultará muy beneficioso durante el verano, para mantenerla fresca y limpia.
Los riegos deben reducirse bastante en invierno, sin permitir que el suelo se seque por completo.
El suelo conviene que sea rico en nutrientes, suelto y que reciba un abonado cada veinte días, utilizando un fertilizante líquido para plantas de hoja verde, o usar un fertilizante de liberación lenta al comienzo de la temporada.
Al ser una planta de regiones de temperaturas cálidas no soportará las heladas invernales.
En caso de que sobrevenga el frío intenso hay que procurarle un área resguardada para protegerla.
Se propaga de manera sencilla y fácil por medio de esquejes en primavera y verano o por semillas.