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Quisqualis indica


Piscuala - Quiscual

Nos encontramos ante una excelente trepadora de naturaleza leñosa y porte arbustivo.

Es muy estimada en jardinería por su crecimiento rápido, su tolerancia a los recortes severos y de manera especial por su floración.

Conforma un hermoso toque para el jardín gracias a su alegre floración.

La Piscuala es oriunda de zonas tropicales de Asia, esto puede dar una idea de el tipo de clima que necesita: cálido y húmedo.

Está incluida dentro de la familia de las Combretaceae, que acoge una veintena de géneros.

Aunque la Quiscualis puede alcanzar más de 8 metros de alto y una holgada anchura, generalmente dentro de la jardinería ornamental se mantiene en unas medidas mucho más reducidas, de entre 3 ó 4 m.

Esto se logra mediante el establecimiento de podas y recortes regulares, que además de mantener la mata muy compacta hace que la floración sea excepcional.

Es también perfecta para cultivar en grandes macetas, aunque en este caso su crecimiento será evidentemente más reducido.

Las hojas tienen un comportamiento perenne, tienen una forma elíptica terminada en punta y base redondeada.

Poseen unos 14 cm de longitud, crecen demanera opuesta, tienen un color verde claro que se oscurece con el tiempo, los márgenes están suavemente ondulados.

La floración cubre la planta durante un largo periodo de tiempo, que abarca parte de los meses de verano y otoño, incluso en climas cálidos es capaz de florecer intermitentemente a lo largo del año.

Las flores de suave fragancia, recuerdan de modo sorprendente por su apariencia a las flores del jazmín, son de pequeño tamaño, con cinco pétalos abiertos y coloración cambiante.

Las flores tienen la peculiaridad de ir cambiando de color a medida que envejecen, en su comienzo son de color blanco brillante y se van transformando en rosa, hasta llegar a una tonalidad púrpura penetrante.

Esta peculiaridad, hace que en la planta se puedan encontrar al mismo tiempo hasta tres tonalidades de flores diferentes.

La floración emite un agradable y suave perfume, primordialmente se hace notar por la noche.


La ubicación perfecta es todo el año en posiciones de pleno sol cuando la planta ya adquirido una etapa adulta, durante su desarrollo inicial es mejor que se ubique zonas de semi-sombra.

Requiere de suelos ricos en materia orgánica y bien drenados. Los riegos serán generosos en verano y más moderados el resto del año.

El sustrato debe ser adecuadamente nutrido mediante un abonado regular, que se ha de proporcionarle alrededor de cada tres semanas mientras se encuentre en el periodo de crecimiento y floración.

Tiene una moderada tolerancia al frío, pero no así a las heladas intensas o demasiado persistentes.

Los frutos aparecen en otoño, son grandes, de color verde brillante y forma de pelota de rugby, con unos bordes sobresalientes a lo largo del fruto.

La piel de los frutos es tremendamente dura pero al madurar se torna marrón oscuro y se ablanda, de forma que se puede reunir las semillas sin problema.

A la Quiscualis le beneficia un recorte en las puntas de los tallos que se ha de realizar en invierno.



La propagación se establece por medio de esquejes semi-leñosos, para facilitar la tarea del enraizado es mejor emplear hormonas, untando los extremos cortados.

En su lugar de origen se ha utilizado y utiliza como remedio habitual para luchar contra los parásitos intestinales.

En la medicina tradicional se utiliza algunas partes de la planta como remedio para el dolor y la fiebre, tratar el reumatismo y para el alivio de diversas dolencias con un buen resultado.





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