Lilo
Syringa wolfii ➤
El Lilo se ha convertido en una especie muy apreciada como planta ornamental de exterior y ampliamente utilizada en jardinería en casi toda Europa desde hace varios siglos.
Las Syringa proceden de Europa y Asia, y están incluidas en la familia de las Oleaceae.
A la enorme vistosidad de sus grandes panículas florales se une el agradable perfume que desprenden.
El aroma de sus flores es de gran interés ya que colma de un grato perfume el jardín.
Se trata de un arbusto caducifolio resistente para climas fríos que aguanta casi todo con muy pocas atenciones.
Cuando se encuentra a la intemperie en regiones de temperaturas excesivamente frías necesitará una ligera protección.
Además de gustarle las temperaturas frescas agradece que tanto el sustrato como su entorno mantengan una cierta humedad en todo momento.
Es capaz de alcanzar una altura de hasta 6 m en unos pocos años. En la parte aérea se forma un ramaje amplio de tallos leñosos, apropiados para la composición de un arbolillo si se le va efectuando recortes para este fin.
Lo más característico de esta especie son sus pequeñas flores que se agrupan de manera compacta en grandes y hermosos ramilletes de forma cónica que pueden llegar a medir hasta 30 cm de largo.
Las flores aparecen desde finales de la primavera y se prolonga hasta mediados del verano, ininterrumpidamente y según el cultivar pueden ser de color lila, rosa o blanco.
Es propio de la floración que al final de su periodo natural los tonos de las flores se vuelvan más claros.
Se extrae un aceite esencial de sus flores que se emplea en la elaboración de productos de perfumería.
Las hojas se han empleado en la medicina popular para combatir la fiebre.
Requiere que se la sitúe a pleno sol, si la incidencia es muy intensa exigirá riegos más abundantes.
Son buenos los suelos neutros o calcáreos, ya que la acidez del terreno perjudica su desarrollo.
El riego debe ser ligero y uniforme durante la época de crecimiento, evitando a toda costa el estancamiento de agua, sobre todo si se cultiva en contenedores.
Al finalizar la floración hay que eliminar todas las flores que estén marchitas, además de las ramas muertas y las que estén envejecidas.
En el caso que se pode, ha de hacerse siempre justo después de la floración.
Para lograr un crecimiento con un solo tronco, se deben eliminar los chupones de forma periódica.
Se multiplica por esquejes bajo humedad controlada, aunque se requiere de cierta experiencia o algo de técnica en propagación de plantas.
Algunas variedades se injertan llegando a dar un magnífico resultado. Admite bien el trasplante mediante la división del cepellón.
Las Syringa proceden de Europa y Asia, y están incluidas en la familia de las Oleaceae.
A la enorme vistosidad de sus grandes panículas florales se une el agradable perfume que desprenden.
El aroma de sus flores es de gran interés ya que colma de un grato perfume el jardín.
Se trata de un arbusto caducifolio resistente para climas fríos que aguanta casi todo con muy pocas atenciones.
Cuando se encuentra a la intemperie en regiones de temperaturas excesivamente frías necesitará una ligera protección.
Además de gustarle las temperaturas frescas agradece que tanto el sustrato como su entorno mantengan una cierta humedad en todo momento.
Es capaz de alcanzar una altura de hasta 6 m en unos pocos años. En la parte aérea se forma un ramaje amplio de tallos leñosos, apropiados para la composición de un arbolillo si se le va efectuando recortes para este fin.
Lo más característico de esta especie son sus pequeñas flores que se agrupan de manera compacta en grandes y hermosos ramilletes de forma cónica que pueden llegar a medir hasta 30 cm de largo.
Las flores aparecen desde finales de la primavera y se prolonga hasta mediados del verano, ininterrumpidamente y según el cultivar pueden ser de color lila, rosa o blanco.
Es propio de la floración que al final de su periodo natural los tonos de las flores se vuelvan más claros.
Se extrae un aceite esencial de sus flores que se emplea en la elaboración de productos de perfumería.
Las hojas se han empleado en la medicina popular para combatir la fiebre.
Requiere que se la sitúe a pleno sol, si la incidencia es muy intensa exigirá riegos más abundantes.
Son buenos los suelos neutros o calcáreos, ya que la acidez del terreno perjudica su desarrollo.
El riego debe ser ligero y uniforme durante la época de crecimiento, evitando a toda costa el estancamiento de agua, sobre todo si se cultiva en contenedores.
Al finalizar la floración hay que eliminar todas las flores que estén marchitas, además de las ramas muertas y las que estén envejecidas.
En el caso que se pode, ha de hacerse siempre justo después de la floración.
Para lograr un crecimiento con un solo tronco, se deben eliminar los chupones de forma periódica.
Se multiplica por esquejes bajo humedad controlada, aunque se requiere de cierta experiencia o algo de técnica en propagación de plantas.
Algunas variedades se injertan llegando a dar un magnífico resultado. Admite bien el trasplante mediante la división del cepellón.