Hiedra
Las Hiedras se encuentran entre las plantas de interior más gratificantes y fáciles de cuidar.
Estas resistentes trepadoras siempre verdes, son muy decorativas y su crecimiento extraordinariamente rápido. Con muy pocos cuidados estas plantas nos vivirán durante mucho tiempo.
Las especies que forman el grupo de la Hedera han desarrollado muchas variedades, con hojas que varían de tamaño y forma.
En cuanto a la coloración de sus hojas, se pueden encontrar en diferentes tonalidades de verdes en su totalidad, además de hojas variegadas con caprichosas manchas o dibujos en colores dorados, planteados, amarillos, cremas o grises.
La mayoría de las variedades son vigorosas trepadoras que en el exterior son capaces de trepar y alcanzar con facilidad de 15 a 20 metros de altura. Sus hojas satinadas de color verde tienen la forma clásica de las hiedras, con tres o cinco lóbulos puntiagudos.
Las Hiedras con sus raíces aéreas unidas a los tallos, se aferrarán rápidamente a cualquier superficie, como muros o paredes.
En interior para que trepen se le pueden colocar cañas o un enrejado, a los que se le irá atando los tallos a medida que éstos vayan creciendo.
Otra alternativa muy decorativa, es que los tallos puedan colgar por encima del borde de la maceta cayendo en cascada, luego, colocarla en un estante o en una cesta colgante, donde lucirá de maravilla.
Si se colocan tres o cuatro variedades con diferentes matices en una misma cesta se obtiene un efecto realmente decorativo.
Las variedades de porte pequeño, son las que más se cultivan en macetas para ser destinadas como plantas ornamentales de interior.
Para tener esta planta densa y compacta hay que pinzar regularmente los brotes.
Las Hederas son plantas fuertes; soportarán cierto descuido y diferentes temperaturas, pero para matenerlas sanas hay que evitar el aire seco y caliente.
Durante la primavera y el verano se debe rociar con agua la planta una vez al día. Si la Hedera no dispone de luz adecuada, puede volverse bastante desordenada y con grandes espacios entre las hojas.
Las flores de la Hedera helix están reunidas en umbelas o agrupadas en una panícula racemosa, son pequeñas y de poco valor estético, en interior es muy difícil que florezcan. Suelen florecer a finales del otoño y en invierno.
La Hiedra se debe ubicar en lugares con mucha luz, incluso a pleno sol cuando son adultas.
Cultivada en interior prefiere estar situada cerca de una ventana donde reciba mucha claridad, en terrazas o jardines en zonas de semi-sombra o sombra. Las hojas variegadas necesitan mayor cantidad de luz que las verdes.
A pricipios de primavera es el momento de podarla; si la planta ha crecido de forma desordenada o demasiado para su ubicación, se puede cortar los tallos hasta la mitad.
Ésto hará que la planta crezca mucho más compacta. Los tallos de la poda se pueden utilizar para producir nuevas plantas.
Las Hiedras son muy fáciles de propagar mediante esquejes; se cortan extremos de brotes de unos 10 centímetros de largo, cortándolos justo por encima de la hoja.
Se colocan tres o cuatro en una maceta no demasiado grande en compost y se mantiene húmedo y caliente entre 15 y 18ºC.
Las raíces tardarán dos semanas aproximadamente en aparecer. También los esquejes desarrollarán raíces rápidamente si se mantienen en un vaso de agua a temperatura ambiente y con buena luz.
Estas resistentes trepadoras siempre verdes, son muy decorativas y su crecimiento extraordinariamente rápido. Con muy pocos cuidados estas plantas nos vivirán durante mucho tiempo.
Las especies que forman el grupo de la Hedera han desarrollado muchas variedades, con hojas que varían de tamaño y forma.
En cuanto a la coloración de sus hojas, se pueden encontrar en diferentes tonalidades de verdes en su totalidad, además de hojas variegadas con caprichosas manchas o dibujos en colores dorados, planteados, amarillos, cremas o grises.
La mayoría de las variedades son vigorosas trepadoras que en el exterior son capaces de trepar y alcanzar con facilidad de 15 a 20 metros de altura. Sus hojas satinadas de color verde tienen la forma clásica de las hiedras, con tres o cinco lóbulos puntiagudos.
Las Hiedras con sus raíces aéreas unidas a los tallos, se aferrarán rápidamente a cualquier superficie, como muros o paredes.
En interior para que trepen se le pueden colocar cañas o un enrejado, a los que se le irá atando los tallos a medida que éstos vayan creciendo.
Otra alternativa muy decorativa, es que los tallos puedan colgar por encima del borde de la maceta cayendo en cascada, luego, colocarla en un estante o en una cesta colgante, donde lucirá de maravilla.
Si se colocan tres o cuatro variedades con diferentes matices en una misma cesta se obtiene un efecto realmente decorativo.
Las variedades de porte pequeño, son las que más se cultivan en macetas para ser destinadas como plantas ornamentales de interior.
Para tener esta planta densa y compacta hay que pinzar regularmente los brotes.
Las Hederas son plantas fuertes; soportarán cierto descuido y diferentes temperaturas, pero para matenerlas sanas hay que evitar el aire seco y caliente.
Durante la primavera y el verano se debe rociar con agua la planta una vez al día. Si la Hedera no dispone de luz adecuada, puede volverse bastante desordenada y con grandes espacios entre las hojas.
Las flores de la Hedera helix están reunidas en umbelas o agrupadas en una panícula racemosa, son pequeñas y de poco valor estético, en interior es muy difícil que florezcan. Suelen florecer a finales del otoño y en invierno.
La Hiedra se debe ubicar en lugares con mucha luz, incluso a pleno sol cuando son adultas.
Cultivada en interior prefiere estar situada cerca de una ventana donde reciba mucha claridad, en terrazas o jardines en zonas de semi-sombra o sombra. Las hojas variegadas necesitan mayor cantidad de luz que las verdes.
A pricipios de primavera es el momento de podarla; si la planta ha crecido de forma desordenada o demasiado para su ubicación, se puede cortar los tallos hasta la mitad.
Ésto hará que la planta crezca mucho más compacta. Los tallos de la poda se pueden utilizar para producir nuevas plantas.
Las Hiedras son muy fáciles de propagar mediante esquejes; se cortan extremos de brotes de unos 10 centímetros de largo, cortándolos justo por encima de la hoja.
Se colocan tres o cuatro en una maceta no demasiado grande en compost y se mantiene húmedo y caliente entre 15 y 18ºC.
Las raíces tardarán dos semanas aproximadamente en aparecer. También los esquejes desarrollarán raíces rápidamente si se mantienen en un vaso de agua a temperatura ambiente y con buena luz.