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El riego


Regar las plantas de interior

Además de la luz del sol hay otros dos componentes esenciales para el crecimiento de una planta: el agua y las sales minerales (fertilizantes).

Intentar explicar en palabras cuanta agua necesita una planta es bastante arriesgado: de manera copiosa o escasa puede sugerir cual es la cantidad de agua que debe proporcionarse, mientras que casi siempre lo que debe controlarse es la frecuencia del riego.

Hay una regla bastante segura que aconseja que cuando se riegue una planta se debe mojar el compost por completo y dejar entonces que la planta consuma la mayor parte del agua antes de regarla de nuevo.

Frecuentes e intensos riegos sin un periodo de secado entre ellos conducirá que el compost se anegue, sin dejar en él espacios para el aire que juega un papel vital para la función a desarrollar de los pelillos de las raíces.

Regar poco y a menudo es igualmente desastroso, ya que mientras la parte superior del compost puede estar mojado, el resto estará demasiado seco para alentar el crecimiento de las raíces en la parte más profunda.

Por consiguiente, hay que estar bien seguro cuando se riega que el compost está completamente mojado.

Una completa mojadura del compost se consigue por inmersión de la maceta en un barreño o cubo.

Las burbujas de aire van saliendo conforme el agua llena los espacios entre las partículas de la tierra.

Entonces el aire fresco rico en oxígeno, que es tan necesario como el agua, entra en su interior.

Si se riega una planta por encima, hay que seguir echando hasta que el agua empiece a salir por el orificio de drenaje de la maceta al plato o bandeja sobre el que descansa.

Al cabo de unos diez minutos se habrá derramado el exceso de agua. Cuando la superficie del compost muestre señales de secado, se clava un dedo en el compost hasta una profundidad de 2 ó 3 cm, dependiendo de la profundidad de la maceta.

Si se siente el compost seco, regar completamente de nuevo.

Algunas plantas es mejor regarlas colocando la maceta en un cuenco con agua y dejarla allí hasta que el líquido haya sido absorbido por el compost.

Este es un método a utilizar en plantas cuyas raíces y tallos son propensas a pudrirse si están siempre muy húmedos como sucede con la Violeta africana.

Un sustrato compuesto de turba se seca muy rápidamente, y si se deja completamente seco es difícil conseguir mojarlo de nuevo, excepto por inmersión total.

 Esto hay que hacerlo con cuidado, ya que el bloque de turba seca pesa poco y flota, pudiendo llegar a salirse de la maceta volcando la planta.

En este caso es mejor sujetarla con las manos dentro del agua hasta que la turba esté bien humedecida.

Cuando una planta cesa su crecimiento activo debe tener riegos menos frecuentes.

En este periodo que podemos llamar de reposo, las raíces absorben menos agua, por lo que hay que permitir unos intervalos más largos entre los riegos.

Una planta puede resistir mejor temperaturas más bajas si el compost está claramente seco que si está empapado.

Cuando una planta comience a dar signos de crecer de nuevo, es entonces el momento de ir incrementando la cantidad de agua gradualmente.





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