Violeta africana
La capacidad para producir abundantes y coloridas flores, casi en cualquier época del año, han convertido a la Saintpaulia ionantha o más conocida como Violeta africana en unas de las plantas con flor para interior más populares que existen.
El grupo está integrado por aproximadamente una docena de especies perennes, originarias de las zonas tropicales del África central.
Es una planta herbácea de reducidas dimensiones que apenas alcanza los 15 cm de altura. Las hojas son carnosas, aterciopeladas, de color verde intenso y están dispuestas en roseta de manera compacta.
En el centro de la pequeña roseta nacen las flores en forma de ramillete.
Estas flores aparecen en todos los matices de azul, además de blancos, rosas y bicolores en formas simples y dobles, en forma de estrella, rizadas, con cresta o bordes ondulados.
Florece a una temperatura regular de 18 a 24 ºC, y es muy importante evitar las variaciones bruscas, así como mantenerla protegida de las corrientes de aire y del frío.
Necesita un lugar muy luminoso pero apartado de la luz directa del sol, que podría quemar las hojas y las flores, lo ideal es que la luz sea ligeramente tamizada.
Las Violetas africanas son muy sensibles al exceso de agua; para regar el sustrato es mejor hacerlo desde la base de la maceta, llenando un plato con agua y dejar que la absorba desde las raíces, cuando pase una media hora se vacía el exceso sobrante que quede sobre el platillo.
Los riegos en verano tienen que ser constantes, de forma que el sustrato esté siempre moderadamente húmedo, sin embargo en invierno han de ser ligeros; es recomendable utilizar siempre agua sin cal y un poco tibia.
Necesita una atmósfera permanentemente húmeda, pero nunca rociar agua sobre las hojas o flores ya que se adquieren un feo aspecto y tienden a pudrirse.
Para conseguir un ambiente húmedo se le puede agrupar con otros ejemplares, o colocarle debajo un plato con piedrecitas y agua sin que ésta toque la base de la maceta.
La la hora de limpiar la Violeta africana se debe utilizar un pincel seco, pasándolo suavemente por cada hoja y entre los tallos. Esta limpieza es conveniente realizarla aproximadamente cada quince días para mantener la planta sana.
Es muy fácil propagar esta planta por medio de esquejes de hoja, se debe cortan las hojas que estén más sanas y maduras con un trozo largo de tallo, luego se impregna los extremos de los tallos en hormonas de enraizar (no es imprescindible, pero agiliza el proceso).
Una vez cortado el tallo se introduce en una mezcla de turba y arena gruesa a partes iguales, de modo que la base de cada hoja toque justo la superficie del sustrato.
Se riega ligeramente y se cubre la maceta con una campana de cristal o con un plástico transparente, al que hay que practicar unos pequeños agujeritos para la entrada y salida de aire.
Se mantienen a una temperatura de unos 22 ºC.
Mientras las hojas enraízan deben permanecer con una iluminación moderada, por supuesto sin nada de sol directo.
Al cabo de unas semanas, alrededor de la base de cada hoja se habrán formado varias pequeñas plantitas.
Hay que dejar que se desarrollen un tanto y cuando y sean lo suficientemente grandes para poder manipularlas se plantan en pequeñas macetas individuales, después se tratan como plantas adultas.
El grupo está integrado por aproximadamente una docena de especies perennes, originarias de las zonas tropicales del África central.
Es una planta herbácea de reducidas dimensiones que apenas alcanza los 15 cm de altura. Las hojas son carnosas, aterciopeladas, de color verde intenso y están dispuestas en roseta de manera compacta.
En el centro de la pequeña roseta nacen las flores en forma de ramillete.
Estas flores aparecen en todos los matices de azul, además de blancos, rosas y bicolores en formas simples y dobles, en forma de estrella, rizadas, con cresta o bordes ondulados.
Florece a una temperatura regular de 18 a 24 ºC, y es muy importante evitar las variaciones bruscas, así como mantenerla protegida de las corrientes de aire y del frío.
Necesita un lugar muy luminoso pero apartado de la luz directa del sol, que podría quemar las hojas y las flores, lo ideal es que la luz sea ligeramente tamizada.
Las Violetas africanas son muy sensibles al exceso de agua; para regar el sustrato es mejor hacerlo desde la base de la maceta, llenando un plato con agua y dejar que la absorba desde las raíces, cuando pase una media hora se vacía el exceso sobrante que quede sobre el platillo.
Los riegos en verano tienen que ser constantes, de forma que el sustrato esté siempre moderadamente húmedo, sin embargo en invierno han de ser ligeros; es recomendable utilizar siempre agua sin cal y un poco tibia.
Necesita una atmósfera permanentemente húmeda, pero nunca rociar agua sobre las hojas o flores ya que se adquieren un feo aspecto y tienden a pudrirse.
Para conseguir un ambiente húmedo se le puede agrupar con otros ejemplares, o colocarle debajo un plato con piedrecitas y agua sin que ésta toque la base de la maceta.
La la hora de limpiar la Violeta africana se debe utilizar un pincel seco, pasándolo suavemente por cada hoja y entre los tallos. Esta limpieza es conveniente realizarla aproximadamente cada quince días para mantener la planta sana.
Es muy fácil propagar esta planta por medio de esquejes de hoja, se debe cortan las hojas que estén más sanas y maduras con un trozo largo de tallo, luego se impregna los extremos de los tallos en hormonas de enraizar (no es imprescindible, pero agiliza el proceso).
Una vez cortado el tallo se introduce en una mezcla de turba y arena gruesa a partes iguales, de modo que la base de cada hoja toque justo la superficie del sustrato.
Se riega ligeramente y se cubre la maceta con una campana de cristal o con un plástico transparente, al que hay que practicar unos pequeños agujeritos para la entrada y salida de aire.
Se mantienen a una temperatura de unos 22 ºC.
Mientras las hojas enraízan deben permanecer con una iluminación moderada, por supuesto sin nada de sol directo.
Al cabo de unas semanas, alrededor de la base de cada hoja se habrán formado varias pequeñas plantitas.
Hay que dejar que se desarrollen un tanto y cuando y sean lo suficientemente grandes para poder manipularlas se plantan en pequeñas macetas individuales, después se tratan como plantas adultas.