Piñuela - Achemea
Su hábitat natural es la zona tropical de Brasil. Es con razón una planta muy popular por su fácil cultivo y su valor altamente decorativo.
Otra de las razones que hace que la Piñuela sea una magnífica planta de interior es ser poco susceptible al ataque de plagas.
En la naturaleza estas plantas son epífitas, pero en cultivo siempre son tratadas como terrestres.
Las hojas están colocadas en un rosetón muy imbricado hasta formar una espiral con un hueco redondo o tubular en la parte central, del que nace la única inflorescencia que produce; esta es una característica prácticamente común de los géneros de esta familia.
Esta especie tiene las hojas rígidas y arqueadas, de alrededor de 10 cm o algo más y 45 ó 50 de largo, con pequeñísimas púas a lo largo de los bordes.
Éstas son de color verde grisáceo con rayas horizontales de color gris plateado.
La inflorescencia que a veces alcanza una altura de 40 cm consta de un gran número de brácteas rosas y espinosas que pueden durar como mucho 6 meses, mientras que las pequeñas flores azules son de corta vida.
Las florecillas surgen entre el cono de brácteas, son de color azul brillante que luego se tornan rojizas y mueren. Cada roseta produce una espiga cuando madura.
La Piñuela se compra generalmente en flor, en este caso sólo necesita una luz moderada para desarrollarse. Es poco probable que florezcan las plantas en condiciones normales de interior, ya que necesitan de una fuerte luz intensa y una atmósfera muy húmeda.
La copa central actúa como un depósito de reserva y nunca debería secarse, pero conviene vaciarla periódicamente y volverla a rellenar para que el agua no se corrompa.
En verano es necesario practicarle un riego regular, pero no demasiado frecuente en invierno.
Conviene tener presente que al igual que la mayoría de las Bromeliáceas, tanto sin son epífitas como terrestres, son propensas a la putrefacción del cuello si la tierra del alrededor está siempre demasiado mojada.
Esto significa que estas plantas no toleran la doble dosis de humedad, una interna y otra externa.
La clave para este tipo de plantas está en la humedad ambiental y en el riego.
Hay que regarla y pulverizarla con agua templada no calcárea.
Es preciso procurarle un ambiente cálido, bien aireado y siempre fuera de las corrientes de aire.
Usar tiestos pequeños, y cuanto más poroso sea el sustrato mejor, con una buena y profunda capa de drenaje, que cumpla además con la función de otorgar estabilidad a la planta, dado que un ejemplar acabará teniendo un volumen y peso importante que tendrá que soportar el contenedor.
En regiones de clima tropical se puede cultivar en el exterior sin problemas, en cambio en regiones con inviernos fríos se debe situar en el interior.
Es importante respetar su descanso invernal reduciendo los riegos y la temperatura.
Desde el mes de abril hasta septiembre se abona con un fertilizante líquido para hojas añadido al agua de regar la copa central, cada dos semanas aproximadamente.
Como otros miembros de la familia, una vez que el rosetón de hojas ha florecido, se marchita y muere lentamente.
Pero será reemplazada por los nuevos hijuelos que formará a su alrededor la mata.
Mientras tantos los retoños se habrán desarrollado alrededor de la base y pueden ser separados y usados para reproducir nuevas plantas. Lo mejor es esperar a que hayan formado algunas raíces.