Pilistra - Apilistra - Hojas de salón
Ninguna planta de interior es tan bien conocida como la Aspidistra.
Es una hermosa planta ornamental que si se la trata bien puede permanecer con nosotros durante muchos años, es más, puede pasar de una generación a otra dado su longevidad; se conocen ejemplares que superan de los 100 años de vida.
Por el contrario, está su lentitud para convertirse en un ejemplar voluminoso, en general, produce en torno a unas 5 ó 6 hojas al año.
Esta dilación en su desarrollo hace de la Aspidistra una planta con un coste elevado, y eso, en las ocasiones que se logra encontrar en los centros de jardinería, cosa no muy común.
Pertenece a la familia Liliaceae y proviene del extremo oriente, principalmente de las selvas de China.
Se trata de una planta herbácea, de condición perenne, con raíces rizomatosas y tallos subterráneos.
Es un elemento básico para un jardín con sombra y perfecta para acomodarla en patios, terrazas y jardines en las zonas de inviernos cálidos.
Las exigencias de la Pilistra son realmente muy básicas, y crece incluso en los lugares con peores condiciones.
Pese a su fama de ser tolerante a situaciones de sombra tenaz, no crecen bien, crecerá mejor con una posición luminosa y generosa humedad ambiental.
Es una planta de follaje duro y coriáceo, cuyas hojas crecen individualmente y presentan un largo peciolo.
Son largamente lanceoladas, de color verde vivo que se van oscureciendo con el tiempo y que alcanzan una longitud de más de 50cm.
A veces, en verano, produce pequeñas flores de un rosa encarnado y en forma de estrellas que se ocultan en la misma base de los tallos.
Es muy probable que se las pase por alto si no se mira detenidamente.
Se halla también la variedad veteada con hojas rayadas en vivos colores verdes y blancos.
Es ligeramente más exigente que la variedad ordinaria, ya que necesita mucha más luz para conservar las manchas jaspeadas de sus hojas.
Existen otros tipos variados de Aspidistras: con amplias franjas de color crema, otras con hojas verdes, estrechas y acintadas, además de con puntos amarillentos o copiosos lunares blancos, y también con pequeñas hojas de color negruzco y moteadas.
En tiempo caluroso hay que regarla regularmente, pero sin llegar a saturar el compost.
En periodo de crecimiento se abona una vez al mes con un fertilizante muy suave o con la mitad de lo recomendado en la etiqueta.
El exceso de abono causa que las hojas se partan o agrieten, mejor siempre quedarse cortos.
Las hojas agradecen una limpieza periódica por ambas caras, con un paño o esponja humedecida en agua algo jabonosa y secadas a continuación.
Es adecuado proporcionarle a la Pilistra temperaturas en torno a los 13-15ºC, y luz brillante e indirecta.
No es preciso un cambio de maceta hasta que las raíces hayan colmado por completo el contenedor.
Las plantas grandes y maduras se les puede retirar la capa superficial del sustrato y reemplazarlo por uno fresco.
Durante los meses invernales hay que dejarla de abonar por completo hasta la llegada de los días cálidos primaverales, reduciendo asimismo la cantidad de agua.
Las plagas no suelen ser un contratiempo, sólo si la planta está abandonada y demasiado seca puede ser atacada por cochinillas debajo de las hojas y los tallos.
Para propagarla se dividen las raíces en primavera, cortando con un cuchillo bien afilado y cuidadosamente una pequeña sección de raíz carnosa con cuatro o cinco hojas sujetas a ella.
Se planta firmemente, manteniéndola un poco húmeda y a una temperatura cálida, hasta que se establezca bien, lo que comportará algunos meses.