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Solanum rantonnetii


Solano de flor azul - Dulcámara

El Solano de flor azul es la especie más extendida de la familia Solanaceas. Esta planta originaria de Argentina y Paraguay es una de las más fáciles de cultivar en exterior.

Realmente demanda muy pocas exigencias en cuanto a su cultivo y cuidados se refiere, de hecho, ocasionalmente se la puede encontrar creciendo de forma agreste en terrenos baldíos sin cuidados externos.

Es un arbusto trepador muy ramificado, de follaje color verde azulado, semi-persistente, de porte redondeado y con un crecimiento muy rápido.

Esta magnífica planta queda muy decorativa en el jardín si se le van realizando podas en la parte baja para ir dándole forma de un pequeño arbolillo.
Ese diseño se puede conseguir relativamente en muy poco tiempo dado la rapidez de su crecimiento y sin apenas dificultades, para ello hay que ir guiándola y podándola con regularidad para que adquiera dicha forma.

También se puede encontrar a la venta en centros especializados con esta forma tan vistosa.

Las hojas son pequeñas y lanceoladas de color verde claro, además de localizarse también una variedad con hojas variegadas de color verde y crema.

Cultivada en maceta dará tan buenos resultados como cultivada en el suelo del jardín pero su crecimiento será más contenido.

Cuando tiene un tamaño medio hay que colocarle un soporte por el que pueda trepar ya que sus tallos son delgados y tienen una inclinación postrante.

Con soporte alcanza hasta los 2 m de altura y florece con mucha abundancia durante todo el verano hasta cubrirse casi por completo de pequeñas flores.

La tonalidad de la floración se encuentra entre los tonos violeta, azuladas y blancas con manchas irregulares, todas ellas con la parte interna de la flor en color amarillo dorado.

Puede hallarse otra vistosa variedad con las flores blancas teñidas de manera desigual con manchas de color azul intenso.

Conviene eliminar con frecuencia las ramas y flores marchitas o en mal estado, esta es la mejor manera de garantizar una abundante y prolongada floración.

Además, es muy beneficioso que se le efectúe una suave poda después de la primera floración, hacia mediados de julio, de esta forma se regenera rápidamente y al cabo de un par de semanas se podrá disfrutar de sus flores hasta bien entrado el otoño.

En zonas de clima templado florece durante casi todo el año. En primavera y verano se debe regar copiosamente, en otoño e invierno de forma más escasa.
Necesita estar a pleno sol para florecer con profusión, aunque admite la semi-sombra, pero en cambio no soporta el frío intenso.

Hay que abonarla cada tres semanas entre la primavera y el verano, se puede emplear abono líquido o granulado de liberación lenta.

Si se cultiva en maceta en cuanto comiencen a bajar las temperaturas hay que podarla, dándole una buena forma y situarla en un lugar resguardado, alejada de las heladas durante todo el invierno.
Se reproduce fácilmente por medio de esquejes en verano.






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