Globularia alpina - Margarita globosa - Globularia
Globularia salicina ➤
Este género comprende plantas herbáceas y arbustos de tamaño reducido, con una naturaleza vivaz y otros componentes gozan de un carácter perenne, como es el caso de esta especie.
Cuenta con una veintena de especies oriundas de Europa central, parte de Asia, África y también en las Islas Canarias y Madeira.
Pertenecen a la familia de las Globulariaceae.
A esta especie se la puede encontrar en sistemas alpinos como los Alpes o los Pirineos, de ahí que se la conozca también como Globularia alpina.
Se distinguen como plantas resistentes de fácil cultivo y bien adaptables, que por lo general progresan con facilidad en terrenos secos, áridos o pedregosos.
Esta planta se manifiesta tan sencilla de cultivar que, a poco que se le dedique unos insignificantes cuidados muy fáciles de efectuar, tendremos un hermoso ejemplar atiborrado de flores durante un largo periodo.
Resulta muy interesante para cubrir una rocalla o colgar en los huecos de un muro rocoso.
Forma una roseta basal de no más de 15 - 20 cm de altura, con numerosas hojas lanceoladas, con remate redondeado, color verde lozano y textura gruesa.
Las redondeadas cabezuelas florales nacen en la cima de los suculentos tallos erectos, originadas por densas inflorescencias de color celeste y apariencia plumosa.
No se aclimata en ningún caso al interior; su posición idónea es una zona soleada, libre de sombras, o se hará imposible su floración.
Puede crecer en una maceta dispuesta en todo tiempo al sol y a la intemperie, no hay que alarmarse.
Sobrelleva bien los suelos pobres, por lo que es poco necesario alimentarla, en todo caso hacerlo de manera exigua.
Una vez que la planta esté bien establecida puede acomodarse a situaciones de falta de agua, aunque es preferible que no sufra demasiadas privaciones.
En relación con las plagas y enfermedades, todo el grupo son tremendamente resistentes, por lo general son plantas sólidas ante las acometidas de dichos trastornos.
Para hacerse con nuevas plantas lo mejor es dividir la mata en varias fracciones y plantarlas de manera individual, bien sea en un contenedor o en el suelo.
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