Celinda - Celindo - Jeringuilla - Chilindro
Este arbusto ornamental de porte erecto y crecimiento moderado es muy apreciado en jardinería por sus flores blancas de extraordinaria fragancia y porque cuenta con la virtud de que admite casi cualquier tipo de suelo.
Son estimables asimismo los numerosos híbridos de moderado tamaño que producen flores más pequeñas y en gran abundancia.
Procede del sur y Sureste de Europa.
En el sur de España es donde es muy habitual su cultivo y es frecuente verla enjardines públicos por tener una climatología muy favorable para esta especie.
Tiene una buena capacidad para resistir temperaturas frías, pero se desarrolla mejor en climas templados.
Pertenece a la familia de las Saxifragaceae.
Apropiada para pequeños jardines forma matas compactas de algo más de 2 m y la mitad de diámetro, alcanza un tamaño menor si se cultiva en maceta, a lo que se acomoda correctamente.
La Celinda para la primavera se llena de forma desbordante de flores que desprenden una fragancia tremendamente agradable, con la que inundan todo su entorno.
El aroma de las flores tiene cierto parecido a la flor del azahar propia del naranjo.
Las hojas son ligeras y algo rugosas, de forma ovalada, color verde intenso, los nervios bien marcados y los bordes aserrados.
Las flores son de un radiante color blanco puro y están reunidas en densos racimos de hasta diez elementos.
Cada flor está formada por numerosos estambres amarillos y 4 pétalos que se desprenden con suma facilidad, por eso una racha fuerte de aire puede dejar la planta con una evidente merma de flores.
En cuanto a la ubicación que se le debe proporcionar es preferible que sea soleada con algo de protección.
Si las temperaturas son muy altas, también se adapta a los espacios sombrados.
Tras la floración es necesario practicarle una poda en profundidad para rejuvenecer la planta y estimularla para la siguiente estación.
Se reproduce hacia finales de la primavera mediante estacas de madera blanda que porten algunas hojas.
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