Higuera africana
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Este es un género de plantas bien conocidas por el gran número de ellas que se emplean para ornamentar interiores.
Es originaria de diversas zonas de África: Angola, Kenia, Costa de Marfil y Tanzania. Está incluida dentro de la familia de las Moraceae.
En estado salvaje la Higuera africana es un árbol grande que cuando se cultiva en tierra puede crecer hasta los 6 m de altura, de forma muy ramificada.
Forma un conjunto de follaje redondeado a menudo con largas raíces aéreas, con un tronco delgado y la corteza de color castaño claro, tornándose lisa y grisácea con el tiempo.
Las hojas son grandes de unos 20 cm de longitud, oblongas rematadas en punta, brillantes y coriáceas, de color verde oscuro y con el nervio central abultado en el envés.
Este es un espécimen bastante común para utilizarlo como planta ornamental de interior, siempre en su fase joven, cuando se encuentra en un tamaño pequeño y compacto, ideal para ese fin.
En interior se desarrollará sin ningún problema a poco que se le preste unas mínimas atenciones.
Es una planta voluminosa debido a que sus hojas son muy grandes incluso mientras la planta es todavía joven.
Las plantas jóvenes necesitan de unos riegos más generosos que las plantas desarrolladas, así como un rociado regular de las hojas para sobrellevar las altas temperaturas veraniegas.
Si las hojas se lavan con cierta periodicidad con agua ligeramente jabonosa, contribuirá a mantener su brillo natural.
En interior hay que esforzarse en buscarle un lugar bien luminoso y si recibe un poco de sol matinal, mejor.
Durante la primavera y verano se añade un poco de fertilizante líquido al agua de riego cada dos semanas; durante los meses de invierno no precisa abono, a no ser que se detecte algún tipo de crecimiento.
En este caso la planta se beneficiará con la aplicación de un abonado de vez en cuando.
Necesita de un riego regular y abundante en verano y más escasamente en invierno; el agua nunca debe permanecer estancada en el fondo de la maceta.
Los ejemplares maduros desarrollan diminutas flores que maduran en frutos verdosos, cubiertos de manchitas blancas.
A medida que la planta crece formará un tronco delgado pero fornido, preparado para que mediante la eliminación de tallos bajos ir conformando un tronco desnudo rematado por una copa redondeada de hojas muy vistosa y decorativa.
El sustrato ha de estar bien drenado y ventilado, compuesto de mantillo, turba y arena; no se debe permitir el apelmazamiento o la saturación de agua, ya que las hojas se marchitan rápidamente debido a que las raíces se estrangulan.
No tienen una buen tolerancia ante el frío, por lo que en regiones de inviernos severos puede perder toda la masa aérea si no se le procura cierta protección.
Es posible que llegue a morir si se tiene que enfrentar con heladas intensas.
Se multiplica por esquejes de tallo semiduros, con un par de hojas dispuestas alrededor del tallo.
Se debe mantener a cubierto para guardar la humedad y en un lugar cálido, con una temperatura alrededor de los 24ºC.
Otro método alternativo para propagarla es el acodo aéreo, que se lleva a cabo en primavera.
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