Clerodendro chino - Flor de la gloria
El género comprende plantas arbustivas, en ocasiones trepadoras, que provienen de zonas tropicales y semitropicales del mundo, pero la mayoría son de Asia y África.
Permite ser cultivada tanto directamente en tierra, como en contenedores. Conviene tener en cuenta que puede llegar a tener una condición invasora.
Esta planta procedente de China a menudo se la continua llamando por su antiguo nombre Clerodendrum foetidum, verdaderamente muy adecuado porque cuando se le aplastan las hojas desprenden un olor bastante desagradable.
Esta es una característica bastante común en mayor o menor grado a todas las especies de este género.
Es un arbusto espinoso de naturaleza caduca, más bien de porte enano con un crecimiento bastante rápido; sus erguidos tallos alcanzan una altura de 1´5 m.
Disfruta de un follaje de gran tamaño, pecioladas, opuestas, ovaladas, con los nervios bien marcados y los bordes festoneados.
Las hojas son de color verde oscuro por el haz y con pelillo rojizos en el envés. Las hojas jóvenes aparecen con una coloración rojiza que luego van perdiendo.
Las flores son muy llamativas y aparecen en corimbos grandes en forma de paraguas.
El cáliz es pequeño y el tubo de la corola largo y delgado, formado por cinco pétalos redondeados y estambres sobresalientes.
El color de las flores se puede encontrar en una tonalidad rosa intenso o rojo.
Posee un fascinante y penetrante perfume dulce, con el que envuelve una buena zona donde se encuentre. Florece al final del verano.
Los frutos surgen en otoño, son bayas de formato redondeado, de color azul oscuro y muy brillantes.
Aunque puede vivir a pleno sol, en verano es preferible mantenerla en un lugar resguardado de la luz solar directa, no obstante, necesita una luz intensa para florecer.
Es muy adecuada para una terraza cerrada o galería fresca y aireada que tenga unas condiciones similares a las de un invernadero.
Precisa de un sustrato rico en nutrientes y con la mayor permeabilidad posible para que el agua no se estanque.
La tierra ha de permanecer ligeramente húmeda en los meses más cálidos, pero sin encharcar, evitando una humedad excesiva.
En invierno se debe regar poco, periodo durante el cual está en semireposo, hay que procurar que el sustrato permanezca sólo ligeramente húmedo.
Resiste bien las temperaturas frías, no así las heladas. Al comienzo de la primavera se debe podar las ramas del año anterior.
Teniendo en cuenta que las ramas nuevas se desarrollan con facilidad a partir de las raíces, el método más sencillo es por división.