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Hosta fortunei


Hosta

Estos miembros de la familia Agavaceae, son de las plantas de hoja más espectaculares y con mayor interés ornamental que se puede cultivar en zonas sombreadas del jardín.

Cuentan con el atributo de ser plantas de fácil cuidado y de que requieren relativamente poca atención en su desarrollo.

También son muy agradecidas si se les ofrece un lugar apropiado, esto es: sol poco intenso, emplazamientos no excesivamente calurosos y suelos húmedos.

Las Hostas destacan por sus robustas hojas de forma acorazonada con una acanalada nervadura muy característica y los márgenes delicadamente ondulados.

Las hojas llegan a tener un buen tamaño, son de color verde intenso o azul verdoso; también poseen una gran diversidad de sutiles colores en su follaje que muy pocas plantas les puede igualar.

Sobresalen las tonalidades amarillentas-doradas, y las que poseen manchas centrales o en los bordes de la hoja en color crema, blanco, verde o amarillo.

Produce a partir de finales de junio densos racimos de flores atrompetadas o tubulares de color lavanda pálido, lila o blanco, sujetas en largos y delgados tallos que surgen por encima del gran volumen de hojas.

La floración no es para muchos su mayor atractivo, por ello algunos prefieren cortar los tallos florales y no restar vigor a las hojas.
Pero es una pena suprimir tan delicadas flores.

Por lo tanto, merece la pena disfrutar de sus hermosas espigas florales de delicada tonalidad rosácea y de su aroma dulce.

Las largas espigas permanecen bastantes días en la mata, lo que es muy agradable para poder deleitarse con ellas.

Es conveniente situar las Hostas en una sombra luminosa o en semi-sombra, debido que el sol intenso puede quemar sus hojas, aunque le será muy beneficioso si éste es suave, como el sol de primeras horas de la mañana.

Soporta mejor la penumbra que el sol intenso, las variedades variegadas son más exigentes con la intensidad de luz.



Necesita lugares húmedos con suelos con un buen drenaje, enriquecidos, fértiles y ligeramente ácidos.

Pese a que es preferible no exponerla al riesgo de la sequía, aunque tolera algo de sequedad, siempre que no sea por periodos demasiado prolongados o intensos, porque la planta puede resentirse.

Los riegos en verano deben ser generosos evitando los encharcamientos dado que las raíces se pudren con cierta facilidad.

A las Hostas no suelen tener grandes problemas de plagas y se puede decir que están libres de enfermedades que arremeten a otras plantas.

El único inconveniente que se puede presentar son las babosas y caracoles, por lo que se deben tomar medidas contra estas plagas con productos específicos.

Un truco casero para mantener alejadas a las babosas y caracoles, consiste en colocar alrededor de la planta pequeños recipientes que se deben llenar de cerveza, esto frenará sus acometidas.


En invierno las hojas de las Hostas se van marchitando como un proceso natural, pero la parte enterrada de la planta no muere, sólo aprovecha ese periodo de frío para su descanso.

Al comienzo de la siguiente temporada la planta volverá a brotar, comenzando nuevamente su ciclo.

Su multiplicación resulta bastante sencillo a través de la división del cepellón, cada parte dividida se coloca en una maceta con sustrato y se trata con atención durante un tiempo, pero como una planta adulta.

Esto se puede realizar en cualquier momento de la temporada de crecimiento siempre que las plantas no se encuentren en floración.





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