Flor de miel - Acanto glauco
Se trata de un arbusto rizomatoso originario de Sudáfrica, forma una mata sorprendente por su rápido y considerable crecimiento en una sola temporada, además de llamar la atención por su bello aspecto.
Forma parte de la familia Melianthaceae. El Acanto glauco llega a alcanzar un volumen muy semejante tanto de alto como de ancho, adquiriendo casi los 3 m en cada caso.
No demanda unos cuidados especiales, ya que se manifiesta como una planta bastante resistente y adaptable, no obstante le gusta los climas cálidos.
Idónea como planta para un jardín soleado y algo rústico, se puede cultivar en suelo de modo aislado, si bien también se muestra excelente cuando se cultiva en maceta, aunque por alcanzar un buen porte necesitará de contenedores grandes.
Tiene un periodo realmente prolongado de floración que abarca desde el mes de marzo al mes de julio, en esto influye de manera formidable la climatología.
Demostrará un desarrollo inmejorable en zonas de climas cálidos donde puede ofrecer dos periodos de floración: uno en primavera que será más abundante y copioso, y otro en otoño algo más escaso.
La planta destaca por su decorativa apariencia porque expone una tonalidad muy interesante en las hojas, en ellas despliega un color verde-azulado, incluso con tonos ligeramente plateados que le concede un magnífico contraste con la tonalidad rojiza de la floración.
Las hojas tienen un comportamiento perenne, surgen de modo alterno y están compuestas por foliolos oblongos de gran tamaño, con los márgenes profundamente aserrados.
Las hojas poseen una textura levemente sedosa, sin embargo, tienen un olor poco agradable cuando se aplastan.
Produce poderosas y largas espigas florales, que se muestran erectas y asoman de forma manifiesta por encima de la mata. Las flores tubulares están agrupadas en racimos terminales, son de color carmesí.
Las flores producen un néctar que atrae a los insectos. Un abono mensual será suficiente en la etapa de máximo crecimiento.
Se ha de ubicar en situaciones soleadas, con un suelo medianamente fértil y con buen drenaje. Aunque tiene buena resistencia a los periodos cortos de sequía, prefiere que los riegos sean abundantes, sobre todo en plena floración.
A mediados del verano cuando ha acabado ya su floración puede decaer su apariencia; es entonces cuando conviene practicarle un arreglo eliminando las varas florales secas y eliminar una parte del follaje que le tonificará y le ayudará conservar una buena forma.
Los frutos son unas vainas verdes que contiene semillas de color negro brillante.
Es susceptible de padecer el ataque de la mosca blanca. Pese a ser una planta altamente tóxica en su país de origen se utiliza al Acanto glauco en la medicina tradicional para diferentes dolencias. Tolera heladas de baja intensidad.
Se multiplica sin dificultad mediante esquejes o por división de la planta en cualquier época del año. Se puede propagar por semillas sembradas en otoño que enraizarán al cabo de un mes.
Generalmente aparecen de forma espontánea plantas jóvenes alrededor de la planta madre.
Forma parte de la familia Melianthaceae. El Acanto glauco llega a alcanzar un volumen muy semejante tanto de alto como de ancho, adquiriendo casi los 3 m en cada caso.
No demanda unos cuidados especiales, ya que se manifiesta como una planta bastante resistente y adaptable, no obstante le gusta los climas cálidos.
Idónea como planta para un jardín soleado y algo rústico, se puede cultivar en suelo de modo aislado, si bien también se muestra excelente cuando se cultiva en maceta, aunque por alcanzar un buen porte necesitará de contenedores grandes.
Tiene un periodo realmente prolongado de floración que abarca desde el mes de marzo al mes de julio, en esto influye de manera formidable la climatología.
Demostrará un desarrollo inmejorable en zonas de climas cálidos donde puede ofrecer dos periodos de floración: uno en primavera que será más abundante y copioso, y otro en otoño algo más escaso.
La planta destaca por su decorativa apariencia porque expone una tonalidad muy interesante en las hojas, en ellas despliega un color verde-azulado, incluso con tonos ligeramente plateados que le concede un magnífico contraste con la tonalidad rojiza de la floración.
Las hojas tienen un comportamiento perenne, surgen de modo alterno y están compuestas por foliolos oblongos de gran tamaño, con los márgenes profundamente aserrados.
Las hojas poseen una textura levemente sedosa, sin embargo, tienen un olor poco agradable cuando se aplastan.
Produce poderosas y largas espigas florales, que se muestran erectas y asoman de forma manifiesta por encima de la mata. Las flores tubulares están agrupadas en racimos terminales, son de color carmesí.
Las flores producen un néctar que atrae a los insectos. Un abono mensual será suficiente en la etapa de máximo crecimiento.
Se ha de ubicar en situaciones soleadas, con un suelo medianamente fértil y con buen drenaje. Aunque tiene buena resistencia a los periodos cortos de sequía, prefiere que los riegos sean abundantes, sobre todo en plena floración.
A mediados del verano cuando ha acabado ya su floración puede decaer su apariencia; es entonces cuando conviene practicarle un arreglo eliminando las varas florales secas y eliminar una parte del follaje que le tonificará y le ayudará conservar una buena forma.
Los frutos son unas vainas verdes que contiene semillas de color negro brillante.
Es susceptible de padecer el ataque de la mosca blanca. Pese a ser una planta altamente tóxica en su país de origen se utiliza al Acanto glauco en la medicina tradicional para diferentes dolencias. Tolera heladas de baja intensidad.
Se multiplica sin dificultad mediante esquejes o por división de la planta en cualquier época del año. Se puede propagar por semillas sembradas en otoño que enraizarán al cabo de un mes.
Generalmente aparecen de forma espontánea plantas jóvenes alrededor de la planta madre.