Nombre común: Hortensia
Hydrangea arborescens ➤
La Hydrangea macrophylla tiene unas necesidades muy específicas que si se respetan se desarrolla sin problemas, pero al menor descuido se pone lacia y puede no recuperarse nunca.
La Hortensia es un arbusto de hoja caduca que suele cultivarse en maceta, pero en las regiones muy húmedas crece como arbusto de jardín alcanzando unos 2 m de altura.
Es muy exigente en lo que al riego se refiere y aun más cuando se la cultiva en maceta, por ello, sólo prosperará si se le mantiene con un alto grado de humedad.
Se debe situar en lugares con mucha luz o en semi-sombra. En zonas donde el clima es benigno se encuentra muy bien al sol, aunque habrá que aumentar los riegos.
Mientras la Hortensia se encuentra en su periodo más activo (primavera y verano en el hemisferio norte), creciendo y floreciendo hay que regarla en abundancia, procurando que el sustrato esté siempre húmedo.
Lo mejor es utilizar agua blanda, especialmente con las variedades de flores azules.
El agua de lluvia es sin duda la más beneficiosa para esta planta. Esta planta goza de una de las floraciones más prolongadas y duraderas, siempre que la temperatura no sobrepase los 18ºC y esté ubicada en el exterior con protección de los fuertes vientos.
Soporta bastante mejor las bajas temperaturas que las altas, sobre todo lo que no lleva bien es la falta de humedad a su alrededor.
Conseguir la tonalidad de las flores:
El pH del suelo hace que la coloración de las flores varíen y es lo que hay que tener en cuenta a la hora de cultivar la Hortensia.
De este modo ante suelos ácidos fuertes las flores serán azules, cuando son menos ácidos produce flores blancas, mientras que de color rosa lo hace con suelos moderadamente ácidos.
En el mercado podemos encontrar productos específicos destinados a cambiar el color de las flores.
Estos productos hay que añadirlos al agua de riego desde finales del invierno o principios de la primavera, que es cuando las yemas empiezan a despuntar.
Para conseguir tonalidades azules, tendremos que incorporar al sustrato sulfato de aluminio.
La Hortensia sólo debe estar dentro de casa cuando está en flor, generalmente al final de la primavera y parte del verano. Después la planta pierde hasta las hojas si se queda dentro de casa.
Cuando acabe la floración es un buen momento para situarla en el exterior, podarla y realizarle un cambio de maceta a una mayor con sustrato para plantas ácidas.
En esta época de reposo necesitará menos agua, con un riego moderado a la semana será suficiente.
Los esquejes son más fáciles de cuidar en interior que la propia planta, ya que necesitan más calor, eso sí, se tendrá que mantener una humedad muy elevada.
Los mejores esquejes son los que se ven sanos, lo normal es que tengan unos 10cm de longitud. Cuanto más grueso sea el esqueje será más fuerte y por lo tanto, más raíces producirá.
La Hortensia es un arbusto de hoja caduca que suele cultivarse en maceta, pero en las regiones muy húmedas crece como arbusto de jardín alcanzando unos 2 m de altura.
Es muy exigente en lo que al riego se refiere y aun más cuando se la cultiva en maceta, por ello, sólo prosperará si se le mantiene con un alto grado de humedad.
Se debe situar en lugares con mucha luz o en semi-sombra. En zonas donde el clima es benigno se encuentra muy bien al sol, aunque habrá que aumentar los riegos.
Mientras la Hortensia se encuentra en su periodo más activo (primavera y verano en el hemisferio norte), creciendo y floreciendo hay que regarla en abundancia, procurando que el sustrato esté siempre húmedo.
Lo mejor es utilizar agua blanda, especialmente con las variedades de flores azules.
El agua de lluvia es sin duda la más beneficiosa para esta planta. Esta planta goza de una de las floraciones más prolongadas y duraderas, siempre que la temperatura no sobrepase los 18ºC y esté ubicada en el exterior con protección de los fuertes vientos.
Soporta bastante mejor las bajas temperaturas que las altas, sobre todo lo que no lleva bien es la falta de humedad a su alrededor.
Conseguir la tonalidad de las flores:
El pH del suelo hace que la coloración de las flores varíen y es lo que hay que tener en cuenta a la hora de cultivar la Hortensia.
De este modo ante suelos ácidos fuertes las flores serán azules, cuando son menos ácidos produce flores blancas, mientras que de color rosa lo hace con suelos moderadamente ácidos.
En el mercado podemos encontrar productos específicos destinados a cambiar el color de las flores.
Estos productos hay que añadirlos al agua de riego desde finales del invierno o principios de la primavera, que es cuando las yemas empiezan a despuntar.
Para conseguir tonalidades azules, tendremos que incorporar al sustrato sulfato de aluminio.
La Hortensia sólo debe estar dentro de casa cuando está en flor, generalmente al final de la primavera y parte del verano. Después la planta pierde hasta las hojas si se queda dentro de casa.
Cuando acabe la floración es un buen momento para situarla en el exterior, podarla y realizarle un cambio de maceta a una mayor con sustrato para plantas ácidas.
En esta época de reposo necesitará menos agua, con un riego moderado a la semana será suficiente.
Los esquejes son más fáciles de cuidar en interior que la propia planta, ya que necesitan más calor, eso sí, se tendrá que mantener una humedad muy elevada.
Los mejores esquejes son los que se ven sanos, lo normal es que tengan unos 10cm de longitud. Cuanto más grueso sea el esqueje será más fuerte y por lo tanto, más raíces producirá.