Monarda - Bergamota silvestre - Monarda escarlata
Este género de con un número pequeño de especies está encuadrado dentro de la familia de las Lamiaceae, anteriormente denominada como Labiatae.
Son plantas herbáceas, anuales o perennes, amantes todas ellas de emplazamientos primordialmente soleados y en el caso de esta Bergamota silvestre es algo que necesita de manera obligada, lo manifestará con una rica floración.
Posee un crecimiento erguido, pudiendo sobrepasar el metro de altura. De sus cuadrados tallos aparecen hojas de peciolo corto y color verde intenso, márgenes aserrados y el envés peludo.
Las flores tubulares surgen muy juntas en cabezuelas florales que llegan a forman una especie de penacho. Los colores de las flores se pueden encontrar en blanco, rosa, púrpura, rojo, morado y malva.
Las sensacionales flores además de su aspecto singular poseen un periodo muy largo de floración, gracias a la cual podemos disfrutar de muchos meses de flores.
Su periodo principal de floración se fija hacia mediados del verano, alargando su producción a medida que se van eliminando de la planta las flores marchitas.
Como sucede con casi todas las plantas de flor de temporada, el mantener las flores ajadas en la mata, sólo le resta belleza y destina energía a algo innecesario, además, resulta un foco de posibles plagas.
Posee varias características significativas: flores espléndidas, prolongado periodo de floración y un follaje que desprende un encantador perfume que puede resultar sorprendente, eso se debe a que tiene un intenso aroma a naranja.
Crear en el jardín una composición mezclando grupos de Monardas con flores de diferentes tonalidades, dará una hermosa pincelada de color que logrará llamar la atención de quien lo contemple.
Para regar esta planta hay que hacerlo de forma que el terreno quede bien húmedo, pero sin encharcamientos. Lo ideal es regar con frecuencia, sin esperar a que la tierra se seque del todo.
De la misma manera que goza de un reconocido poder ante los periodos fríos del año, no sucede lo mismo con la falta de humedad en el sustrato, incluso la ambiental también le beneficia sobremanera.
Acabado el periodo de floración (principios del otoño), se debe cortar la planta a nivel de suelo y se la deja hasta inicios de la primavera, es cuando comenzará a surgir los nuevos brotes y ya conviene comenzar con el abonado.
En algunos pueblos americanos siguen usando esta planta con fines medicinales, como lo hacían de manera tradicional según sus costumbres.
Las flores de esta planta poseen un rico néctar muy atrayente para insectos polinizadores, principalmente las mariposas.
En jardinería se la cultiva cerca de otra especies por la atracción que sienten los polinizadores por la Monarda, de esta manera se benefician todas las plantas de alrededor.
Pero también atraen a insectos que si bien son muy útiles para polinizar, pueden ser peligrosos para los humanos (niños sobre todo).
En el caso de las abejas y avispas, pese a que en la mayoría de los casos sus picaduras no suelen revestir gravedad, sí puede ser muy grave en caso de reacciones alérgicas.
Siempre hay que mantener alejados a los niños de contratiempos semejantes y avisarles del peligro que pueden correr .
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