Sinonimia: Smilacina racemosa - Vagnera racemosa
Pluma de Salomón - Falso nardo - Falso Lirio de los Valles
La conocida como Pluma de Salomón es una planta ideal para zonas sombrías y húmedas del jardín, es más, se sentirá encantada si la humedad es asiduamente elevada.
Es originaria de zonas boscosas de América del norte, abarcando gran parte de Canadá y todo el territorio de Estados Unidos, incluso se la puede localizar en México.
Las etapas por las que pasa esta planta la hacen igual de atractiva: ya sea colmada únicamente por hojas, en su ciclo de floración, o en el que se viste de coloridas bayas.
Es una planta rizomatosa que conforma una mata que apenas alcanza el metro de altura.
La planta se asemeja mucho a la Polygonatum multiflorum en lo que se refiere a tallos y follaje, en cambio, la floración es muy diferente.
Ambas especies pertenecen a la familia que forma las Asparagaceae.
Los tallos gruesos y tiernos de color verde blanquecino que se arquean levemente, portan grandes hojas ovaladas, alternas y carentes de peciolo.
Pese a que prospera perfectamente en situaciones sombreadas, es en un emplazamiento ligeramente soleado donde se encontrará mejor.
Si bien hay que excluir esta situación en las horas más tórridas, sobre todo en las regiones de clima caluroso.
La floración ocurre en primavera y se presenta en una especie de penachos en el extremo de los tallos.
Estas panículas terminales agrupan numerosas flores en forma de estrella de exiguo tamaño y color blanco cremoso.
Las flores poseen un agradable aroma.
Rematada la fase de floración y al tiempo que se va secando el follaje se inicia el tiempo de producción de frutos.
Se trata de unas bayas redondeadas agrupadas en racimos, de color amarillo verdoso que se van mudando a una tonalidad rojo brillante.
Requiere suelos bien drenados, algo ácidos, ricos en materia orgánica y mantenidos siempre con algo de humedad. Los riegos hay que realizarlos de manera que el sustrato esté siempre húmedo.
La planta no puede enfrentarse a periodos prolongados de sequía, si no acaba con ella sí afectará a su aspecto, tornándolo débil y mustio.
No resulta nada complejo multiplicarla y puede hacerse mediante las dos fórmulas más simples: división o semillas.
Cuando los frutos están maduros se hace acopio de semillas para sembrarlas en otoño, aunque el método de fragmentar la planta es el más empleado por su verdadera sencillez.
La división de los rizomas se debe realizar al comienzo de la primavera, cuando el clima sea más estable.
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