Dionisia
Su hábitat natural son las altas montañas y acantilados de Asia central, donde crece en las grietas y agujeros de las rocas.
Esta condición la hace destacable para un jardín de roca, que aunque sea pequeña, armonizará sin duda con otras especies de necesidades y tamaño similar.
Sobre todo, compaginará perfectamente con su análoga de flores de color blanco.
Pertenece a la familia de las Primulaceae, muy popular por acoger plantas de jardín tan conocidas como las Prímulas.
Forma una mata reducida y redondeada, de 20 cm de altura y no más de 30 cm de diámetro, organizada por un diminuto follaje espatulado y margen dentado de color verde oscuro.
Al tocar las hojas se advierte una esencia ligeramente pegajosa, más en su cara principal.
Las flores tienen un largo tubo rosa púrpura que remata en cinco pétalos de color rosa claro, con un aro central de colorido más intenso.
La intensidad del vivo color se va aclarando hasta alcanzar un tono muy pálido.
Otras variedades presentan floraciones de color blanco, lila y amarillo.
Justo debajo de la flor emergen las brácteas semejantes a hojas, aunque más grandes que éstas.
La floración aparece al inicio de la primavera y lo hace de manera desbordante, de tal modo que resulta difícil descubrir el follaje.
De la misma forma que progresa en una rocalla, puede hacerlo en una maceta.
Para este tipo de plantas es preferible disponerlas en tiestos de barro, no sólo porque su porte las hace singularmente apropiadas, sino porque son beneficiosas para los órganos subterráneos por la porosidad del material.
Puede decirse que es una planta de cultivo simple sin exigencias particulares.
Conviene tener cuidado a la hora de ubicarla, es muy importante tener en cuenta el clima del lugar.
Le gusta las situaciones soleadas, siempre que no sea asiduo el calor sofocante, en ese caso, es preferible una situación parcialmente soleada.
Como sucede con la mayoría de plantas de rocalla no son muy exigentes y crecen bien en un suelo corriente, con una base de arena gruesa de río que mantenga aireado el material y no retenga en exceso el agua.
El riego es uno de los factores vitales para su progreso, no hay que hacerlo nunca con exageración, mejor esperar a que el sustrato se seque levemente para regar de nuevo.
Las hojas se mantienen todo el invierno dado su condición perenne, posee además una muy buena adaptación al frío invernal, pero mejor no exponerla al frío extremo.
La división de la planta es la opción más sencilla para multiplicarla, se realiza al final del verano.
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