Diosma -
Este pequeño arbusto de naturaleza perenne hará las delicias en el suelo del jardín o instalado en un contenedor.
Destaca por tener una floración desbordante durante un largo periodo sin casi demandar cuidados.
El par de centenares de especies que conforman el género están reunidas en la familia de las Rutaceae.
Es oriunda de Sudáfrica y una vez que esta planta logra cierta madurez su resistencia es sorprendente.
Tiene un porte redondeado que apenas alcanza el metro de altura, ramas leñosas y erguidas cubiertas densamente por hojas minúsculas.
Para acoplarla en el jardín se puede emplear en la realización de setos bajos a modo de muretes, para terrenos con pendiente, rocallas, o de manera aislada.
Resulta una planta fuerte, capaz de soportar altas temperaturas, terrenos pobres e incluso con poca humedad, además de llevar bien el frío enérgico es poco dada a sufrir plagas o enfermedades.
En cambio, no admite los suelos mojados durante periodos prolongados.
Esto hace entender que no requiere de riegos demasiado copiosos, sólo regar la tierra de manera que conserve una ligerísima humedad, esperando a que el suelo se seque para regar de nuevo.
Durante el invierno las regaduras serán exclusivamente de forma ocasional. Tampoco es significativo su necesidad de abono.
Las hojas son pequeñas, alargadas y acabadas en una fina punta, de color verde muy oscuro que mantienen todo el año. Éstas emanan un agradable aroma cuando se frotan o aplastan.
Las sencillas flores compuestas de cinco pétalos abiertos de color blanco o rosado, tienen forma de estrella y aparecen solitarias o en grupos de 2 ó 3 elementos hacia el ápice de las ramas.
El florecimiento originario sucede cuando al invierno ya le queda pocas semanas para concluir y siguen presentándose durante gran parte de la primavera.
Es bastante usual que la Diosma exhiba nuevas floraciones algo más exiguas en otros periodos del año.
Es imprescindible que se la ubique en emplazamientos soleados, aunque se trate de regiones de veranos ardientes.
El sol resulta esencial para que florezca abundantemente, por ello es la ubicación ideal.
Las situaciones de sombra darán como resultado plantas sin flores y follaje amarillento.
Toda vez que la floración haya llegado a su fin de ciclo, se le puede practicar una poda más o menos intensa, según lo requiera la mata.
Con la poda o recorte se debe buscar una mata armónica con fines estéticos y fortalecerla para la floración siguiente.
Para reproducirla se emplea esquejes de tallo plantados en verano, o bien mediante semillas que se siembran en primavera.
Destaca por tener una floración desbordante durante un largo periodo sin casi demandar cuidados.
El par de centenares de especies que conforman el género están reunidas en la familia de las Rutaceae.
Es oriunda de Sudáfrica y una vez que esta planta logra cierta madurez su resistencia es sorprendente.
Tiene un porte redondeado que apenas alcanza el metro de altura, ramas leñosas y erguidas cubiertas densamente por hojas minúsculas.
Para acoplarla en el jardín se puede emplear en la realización de setos bajos a modo de muretes, para terrenos con pendiente, rocallas, o de manera aislada.
Resulta una planta fuerte, capaz de soportar altas temperaturas, terrenos pobres e incluso con poca humedad, además de llevar bien el frío enérgico es poco dada a sufrir plagas o enfermedades.
En cambio, no admite los suelos mojados durante periodos prolongados.
Esto hace entender que no requiere de riegos demasiado copiosos, sólo regar la tierra de manera que conserve una ligerísima humedad, esperando a que el suelo se seque para regar de nuevo.
Durante el invierno las regaduras serán exclusivamente de forma ocasional. Tampoco es significativo su necesidad de abono.
Las hojas son pequeñas, alargadas y acabadas en una fina punta, de color verde muy oscuro que mantienen todo el año. Éstas emanan un agradable aroma cuando se frotan o aplastan.
Las sencillas flores compuestas de cinco pétalos abiertos de color blanco o rosado, tienen forma de estrella y aparecen solitarias o en grupos de 2 ó 3 elementos hacia el ápice de las ramas.
El florecimiento originario sucede cuando al invierno ya le queda pocas semanas para concluir y siguen presentándose durante gran parte de la primavera.
Es bastante usual que la Diosma exhiba nuevas floraciones algo más exiguas en otros periodos del año.
Es imprescindible que se la ubique en emplazamientos soleados, aunque se trate de regiones de veranos ardientes.
El sol resulta esencial para que florezca abundantemente, por ello es la ubicación ideal.
Las situaciones de sombra darán como resultado plantas sin flores y follaje amarillento.
Toda vez que la floración haya llegado a su fin de ciclo, se le puede practicar una poda más o menos intensa, según lo requiera la mata.
Con la poda o recorte se debe buscar una mata armónica con fines estéticos y fortalecerla para la floración siguiente.
Para reproducirla se emplea esquejes de tallo plantados en verano, o bien mediante semillas que se siembran en primavera.
No hay comentarios: