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Bauhinia tomentosa


Árbol de Santo Tomás - Bauhinia amarilla


Realmente no hay ningún inconveniente en hacer desarrollar este arbusto en un jardín pequeño, aunque con el tiempo se puede convertir en un arbolillo de delgado tronco, adquirirá un porte bastante moderado.

El nombre de este género rinde homenaje a los hermanos Gaspard y Jean Bauhin, botánicos suizos que vivieron entre los siglos XVI y XVII. Pertenece a la familia de las Fabaceae o Leguminosae.

El género se distribuye entre los continentes asiático y africano. Algunas plantas del grupo se emplean con fines medicinales.

La naturaleza del follaje es caducifolio, pero se suele ajustar a la climatología invernal del lugar, así en zonas de inviernos suaves las hojas pueden permanecen en la planta, mientras que si el frío es intenso éstas sucumben.

Los ejemplares jóvenes muestran un ramaje largo y desparramado, que se puede ir encauzando a través de las podas.

Las delgadas ramas portan singulares hojas que están divididas en dos lóbulos ovalados e idénticos, sin brillo, con una textura correosa y color verde intenso.

La floración aparece hacia finales del verano y lo hace de forma cuantiosa hasta que el frío intenso se hace notar.

Las grandes flores colgantes tienen forma de farolillos, están compuestas por cinco pétalos redondeados de color amarillo limón que se torna rosáceo o púrpura al decaer.

Uno de los pétalos posee una característica una mancha marrón oscuro que se encuentra en su parte interna.


Las plantas bien establecidas pueden tolerar heladas moderadas, mientras que las jóvenes necesitan de protección en todo el periodo frío.

Al Árbol de Santo Tomás hay que ubicarlo en un emplazamiento soleado en todos los periodos, ya que prefiere las temperaturas cálidas, tiene mejor disposición para soportar situaciones de calor intenso que de frío.

Necesita suelos fértiles, que gocen de riegos moderados, algo más copiosos durante su fase joven y más comedidos después.

Después de la floración y en ocasiones coincidiendo en el árbol, emergen numerosas y aterciopeladas vainas, típicas de las leguminosas.

Tras pasar por una fase verde las vainas se secan, presentando hasta una decena de brillantes semillas en cada una.


No es excesivamente difícil propagarla a través de semillas para hacerse con nuevas plantas, las semillas deben dejarse sumergidas en agua caliente al menos durante toda una noche.

Pasado el tiempo de remojo se plantan en un buen sustrato y no a demasiada profundidad.

La aparición de las raíces tendrá lugar en un par de semanas, cuando las pequeñas plantas tengan un tamaño manejable se plantan de manera individual.




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