Sinonimia: Strobilanthes dyerianus
Escudo persa - Escudo pérsico
Esta es una planta de un follaje de cualidad perenne y tremendamente atractivo.
El género al que pertenece forma parte de la familia de las Acanthaceae y en su mayoría proceden de zonas tropicales de Asia y Madagascar.
Esta especie es natural de Myanmar, antigua Birmania.
En su follaje de colorido excepcional e inusual colorido es donde radica fundamentalmente el interés de esta planta, debido a que la floración no siempre se presenta.
Sus hojas son grandes, con toda la superficie muy rugosa, de coloración rosa púrpura con un matiz metálico, venas prominentes de color verde muy oscuro y el envés totalmente de color burdeos.
Posee un crecimiento erguido y dado su moderado tamaño y necesidades, se presta de igual manera para cultivarla en suelo como en contenedores.
Lo más importante es facilitarle una buena luminosidad y una humedad elevada.
La mejor manera de contribuir al mantenimiento del colorido follaje, es emplazarla en un lugar de sombra luminosa, sólo en las regiones de veranos frescos puede ubicarse en un espacio de semi-sombra.
Su floración otoñal está compuesta por espigas cortas y verdosas, de las que surgen flores atrompetadas de color azul púrpura.
No es demasiado común que las flores aparezcan fuera de un ambiente de invernadero o un entorno de características semejantes.
En unas condiciones de interior es altamente improbable que lo haga.
es frecuente que durante la floración o al final de la misma el follaje muestre un aspecto deteriorado, esto se interpreta como resultado del gasto de energía que supone para la planta esta actividad.
Por lo tanto si la planta inicia este proceso, es preferible eliminar las espigas en cuanto asomen y dejar que la planta destine toda su fuerza al espléndido follaje.
La falta de humedad ambiental hace que los bordes de las hojas se resequen.
Otro de los inconvenientes que pueden causar un problema a esta planta es el ataque de la mosca blanca, es la principal plaga que suele invadirla, se suele situar en el envés de las hojas.
Los riegos deben conservar el suelo constantemente húmedo, sin llegar a saturarlo; cada tres semanas se puede añadir un poco de fertilizante al agua de riego.
Es bueno pulverizar con agua el entorno de la planta, pero evitando mojar la planta, ya que el agua origina manchas imposibles de quitar por la naturaleza del follaje.
Al final del invierno hay que realizar una poda que facilite que la mata se regenere.
Hacerse con nuevas plantas es realmente sencillo a través de esquejes, se toman en primavera y enraízan bien en un pequeño recipiente con agua o directamente en una maceta con sustrato.
En cualquiera de las formas reseñadas, los esquejes necesitan de un ambiente cálido y húmedo para prosperar.
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