Ojo de poeta - Tunbergia
Se trata de una planta trepadora que goza de un crecimiento realmente rápido, por lo general se la trata como si fuera una planta anual.
Es originaria de las regiones tropicales África, donde es frecuente verla creciendo en algunos terrenos de forma natural y solitaria. Pertenece a la familia de las Acantáceas.
Produce unas fantásticas flores y tiene una gran capacidad de cubrir un enrejado o cualquier estructura espaciosa en poco tiempo y sin dificultad, utilizando sus tallos para aferrarse a cualquier elemento que favorezca su extensión.
Si se le ofrece una ayuda mediante un apoyo para que pueda trepar sin freno lo hará hasta alcanzar una altura de más de 2´5m.
No existen contratiempos para que se desarrolle en el interior, pero resulta esencial emplazarla en una situación bien iluminada para que pueda florecer con normalidad.
Guarda unas características formidables para progresar en una terraza semisoleada, tanto emplazada en una maceta como creciendo en jardineras colgantes.
El espacio al aire libre que una terraza le ofrece y la posibilidad de recibir una cantidad comedida de sol, son realmente unas buenas condiciones para el Ojo de poeta.
Ubicándola en un área con penumbra tenaz no tendrá un comportamiento vigoroso.
Las hojas puede ser acorazonadas o aflechadas, cubiertas levemente de finos pelillos y de color verde pálido.
Las flores son grandes, tienen forma de trompeta, mide 5 cm de ancho y poseen cinco pétalos que en su forma más común son de color amarillo muy intenso, aunque se encuentran además en blanco, melocotón y naranja.
Presentan en el centro una característica mancha u ojo central redondeado del color del chocolate.
Florece desde mediados de la primavera hasta inicios del otoño, en climas cálidos puede prolongarse por más tiempo.
A la Ojo de poeta le gusta los emplazamientos cálidos y moderadamente soleados, lo ideal es que el sol se matice suavemente por algún medio.
Teniendo en cuenta su procedencia, no es una planta que pueda superar el invierno al aire libre en regiones donde las temperaturas invernales sean bajas, si lo hace, perderá todo el compuesto de hojas.
Siempre que las raíces no sufran por las heladas, no hay que preocuparse, ya que retomará su crecimiento con la llegada de la estación primaveral.
Demanda riegos regulares, deben ser más generosos durante su época de floración, que es cuando necesita un mayor aporte de agua, pero sin llegar a saturar el sustrato.
Mientras permanezca la floración hay que abonarla cada dos semanas con un fertilizante para plantas trepadoras.
Una vez finalizada la floración se puede proceder a realizarle una poda para que conserve un estado apropiado.
La reproducción se lleva a cabo mediante semillas, que si se desea pueden sembrarse directamente en maceta. Germinan con relativa facilidad manteniendo el suelo levemente húmedo.