Jatrofa
Este género abarca aproximadamente 175 especies entre arbustos y árboles de diferente volumen.
Pertenecen a la familia de las Euphorbiaceae.
La Jatrofa es oriunda de América Central y Caribe. Es una especie fácil de cultivar si se respeta sus exigencias de calor y riegos comedidos.
Cuenta con un poderoso tronco grueso con forma de botella, de corteza cubierta de cicatrices y color grisáceo, que va aumentando su volumen con los años.
Es en este punto donde posee una especie de depósito propio que funciona como un sistema de reserva de agua.
Tiene un comportamiento caduco y es de destacar su largo ciclo de vida que alcanza los veinte años, además de su poder ornamental en lo que colabora sus hermosas flores de color rojo coral.
Posee un exuberante follaje formado por hojas muy grandes de 20 a 30 cm de diámetro, palmadas, profundamente lobuladas, de color verde oscuro.
El árbol rezuma un líquido lechoso cuando se le practica una herida mediante el corte de una rama o de una hoja, ese látex es tóxico.
Hay que tener precaución cuando se la manipula ya que puede causar irritaciones.
Se desarrolla sin mayores problemas en ambientes secos y los suelos pobres, esto hace que sea una planta magnífica para jardines de zonas cálidas, con precipitaciones escasas.
En cuanto al riego se la debe tratar como a una planta suculenta, esto es, riegos regulares pero moderados en periodos de calor y escasos o nulos durante el invierno, el riego excesivo puede conducir a la pudrición de la raíz.
Es preciso dejar que el sustrato se seque entre riego y riego.
Se acomoda perfectamente en un contenedor para situarla en interior, en una habitación con luz abundante, mejor si se encuentra lo más cerca posible de una ventana para que reciba algo de sol diario.
En el exterior se puede ubicar en el suelo de jardín siempre que sea una zona libre de heladas. Es feliz en ubicaciones bien soleadas.
La inflorescencia surge durante todo el verano en la axila de las hojas, formado por racimos agrupados de pequeñas flores de brillante color rojo anaranjado.
Durante su periodo de crecimiento se le puede abonar una vez al mes con un fertilizante específico para plantas suculentas.
Finalizada la floración aparecen los frutos (aunque en ocasiones pueden verse ambos al mismo tiempo en la mata), éstos son globosos y de color verde pálido.
Tras finalizar su temporada productiva las hojas comienzan a marchitarse para terminar cayéndose tras lo cual la planta entra en una parada vegetativa durante el periodo frío anual.
En esta fase la planta no requiere de fertilización alguna, y los riegos se interrumpen.
Comenzar con los riegos y el abonado cuando la planta se active en primavera.
Se multiplica a través de semillas que se siembran en primavera, manteniéndolas a una temperatura de 22-24ºC.