Boca de dragón - Dragonaria - Antirrino - Conejitos
Estamos ante una planta de curiosas flores y que es conocida popularmente con una gran cantidad de nombres populares bien distintos.
Se trata de una planta herbácea, con pequeñas hojas alternas u opuestas en la base, simples o agrupadas de tres en tres.
Las flores surgen solitarias o reunidas en racimos terminales. Es una planta que según la climatología de la zona donde se cultive puede ser perenne o semi-perenne.
Como norma general siempre se la trata como planta anual o de temporada, eliminándola después de su floración; aunque puede perdurar en jardines de zonas con inviernos templados sin problemas.
Existe una gran cantidad de especies en este género, entre las que encontramos plantas erguidas, rastreras e incluso trepadoras; con una buena variedad de alturas, desde ejemplares que apenas alcanzan los 20 cm, a otras que superan ampliamente el metro de alto.
También las podemos encontrar distribuida de forma natural, creciendo de una manera espontánea en campos de una amplia zona de algunas regiones Mediterráneas.
Las alegres y coloridas flores de estas bonitas herbáceas, tienen la corola irregular gibosa en forma de saco. Los tonos que poseen van desde el blanco al rojo, pasando por el amarillo o rosa.
Además de ser muy utilizadas como plantas de jardín, en la actualidad se cultiva intensamente para la producción de flor cortada para floristerias.
En general no precisan de suelos muy especiales para vivir fácilmente y florecer durante todo el verano y gran parte del otoño.
Prefieren una situación más bien soleada para florecer en gran profusión, aunque soportan la semi-sombra.
Requieren un riego regular en verano, pero que no sea nunca excesivo. La Dragonaria no tolera el frío intenso.
A las especies de gran crecimiento, como las que superan el metro de altura, es necesario proporcionarles unos soportes que eviten su caída y se puedan quebrar a causa del viento.
Cuando las plantas alcanzan unos 10cm de altura, es necesario despuntarlas para obligarlas a ramificarse y a que produzcan una buena floración.
También es necesario librarlas de las flores marchitas y así impedir que formen semillas, lo que perjudica la floración y vigor en general a la planta.
Abonar cada diez días aproximadamente a dosis muy bajas, siempre en menor cantidad que la recomienda el fabricante en la etiqueta.
La reproducción se realiza por semillas, que pueden sembrarse tanto en invierno-primavera como en verano.
La siembra efectuada a comienzos del invierno lógicamente florecerá antes que la que se haga a finales.
La época mejor estará determinada por las características climatológicas de la zona donde se vayan a sembrar y cultivar.
Por lo tanto dependiendo de la fecha de su siembra florecerá en una época u otra.
La fórmula más decorativa para la plantación de estas plantas además de su cultivo directamente en tierra, es hacerlo en una jardinera grande, mezclando semillas de la variedad enana y de altura intermedia en diferentes tonalidades.
Se trata de una planta herbácea, con pequeñas hojas alternas u opuestas en la base, simples o agrupadas de tres en tres.
Las flores surgen solitarias o reunidas en racimos terminales. Es una planta que según la climatología de la zona donde se cultive puede ser perenne o semi-perenne.
Como norma general siempre se la trata como planta anual o de temporada, eliminándola después de su floración; aunque puede perdurar en jardines de zonas con inviernos templados sin problemas.
Existe una gran cantidad de especies en este género, entre las que encontramos plantas erguidas, rastreras e incluso trepadoras; con una buena variedad de alturas, desde ejemplares que apenas alcanzan los 20 cm, a otras que superan ampliamente el metro de alto.
También las podemos encontrar distribuida de forma natural, creciendo de una manera espontánea en campos de una amplia zona de algunas regiones Mediterráneas.
Las alegres y coloridas flores de estas bonitas herbáceas, tienen la corola irregular gibosa en forma de saco. Los tonos que poseen van desde el blanco al rojo, pasando por el amarillo o rosa.
Además de ser muy utilizadas como plantas de jardín, en la actualidad se cultiva intensamente para la producción de flor cortada para floristerias.
En general no precisan de suelos muy especiales para vivir fácilmente y florecer durante todo el verano y gran parte del otoño.
Prefieren una situación más bien soleada para florecer en gran profusión, aunque soportan la semi-sombra.
Requieren un riego regular en verano, pero que no sea nunca excesivo. La Dragonaria no tolera el frío intenso.
A las especies de gran crecimiento, como las que superan el metro de altura, es necesario proporcionarles unos soportes que eviten su caída y se puedan quebrar a causa del viento.
Cuando las plantas alcanzan unos 10cm de altura, es necesario despuntarlas para obligarlas a ramificarse y a que produzcan una buena floración.
También es necesario librarlas de las flores marchitas y así impedir que formen semillas, lo que perjudica la floración y vigor en general a la planta.
Abonar cada diez días aproximadamente a dosis muy bajas, siempre en menor cantidad que la recomienda el fabricante en la etiqueta.
La reproducción se realiza por semillas, que pueden sembrarse tanto en invierno-primavera como en verano.
La siembra efectuada a comienzos del invierno lógicamente florecerá antes que la que se haga a finales.
La época mejor estará determinada por las características climatológicas de la zona donde se vayan a sembrar y cultivar.
Por lo tanto dependiendo de la fecha de su siembra florecerá en una época u otra.
La fórmula más decorativa para la plantación de estas plantas además de su cultivo directamente en tierra, es hacerlo en una jardinera grande, mezclando semillas de la variedad enana y de altura intermedia en diferentes tonalidades.