Espinas de Cristo - Corona de espinas
Arbusto de crecimiento lento, de tallos muy ramificados y espinosos, si se la cultiva de manera adecuada puede sobrepasar hasta 1´5 m de altura.
Esta planta procede de Madagascar donde habita en las zonas áridas.
Produce unas pequeñas flores reunidas en pequeños manojos de color amarillo, que están rodeadas por dos brácteas generalmente en color rojo intenso, aunque existen en otros colores como el amarillo, blanco o anaranjado según el cultivar.
En regiones con clima templado o cálido florece de forma continua prácticamente durante todo el año.
Es realmente una de las plantas de jardín más fácil de cuidar, su mantenimiento no presenta ningún inconveniente.
Le encanta que se la ubique a pleno sol, en esta situación florecerá profusamente.
En zonas que cuenten con veranos demasiado calurosos es mejor situarla en semi-sombra durante esta ápoca.
Si se cultiva en un lugar de sombra total producirá mucho follaje, pero en cambio apenas florecerá o lo hará de manera escasa.
Puede desarrollarse magníficamente en interior si se coloca en habitaciones muy luminosas donde pueda recibir algo de sol directo.
Necesita abundante riego durante los meses más calurosos, procurando no mantener encharcado el sustrato, lo que haría que las raíces se pudrieran.
El resto del año se debe regar de forma escasa, lo suficiente para que no se seque por completo el cepellón. Es muy resistente a la sequía.
En periodo de crecimiento activo, se le aporta un poco de fertilizante para cactus al agua de riego cada tres semanas, no hay que pasarse en las dosis, en este caso es preferible que sean muy reducidas.
En primavera se le pueden cortar algunas ramas para equilibrar su forma y estimular la brotación de nuevos tallos, antes de que aparezca la nueva vegetación.
Como las demás Euphorbias, posee un líquido lechoso (látex) que es irritante, se debe tener especial cuidado que no entre en contacto con la piel y los ojos.
La multiplicación es muy fácil, se cortan esquejes terminales y se limpia el látex con agua templada, se deja secar uno o dos días y se plantan luego en una mezcla de turba y arena.
Es posible hacerlo también nediante la separación de los hijuelos que nacen en la base de la planta.
Esta planta procede de Madagascar donde habita en las zonas áridas.
Produce unas pequeñas flores reunidas en pequeños manojos de color amarillo, que están rodeadas por dos brácteas generalmente en color rojo intenso, aunque existen en otros colores como el amarillo, blanco o anaranjado según el cultivar.
En regiones con clima templado o cálido florece de forma continua prácticamente durante todo el año.
Es realmente una de las plantas de jardín más fácil de cuidar, su mantenimiento no presenta ningún inconveniente.
Le encanta que se la ubique a pleno sol, en esta situación florecerá profusamente.
En zonas que cuenten con veranos demasiado calurosos es mejor situarla en semi-sombra durante esta ápoca.
Si se cultiva en un lugar de sombra total producirá mucho follaje, pero en cambio apenas florecerá o lo hará de manera escasa.
Puede desarrollarse magníficamente en interior si se coloca en habitaciones muy luminosas donde pueda recibir algo de sol directo.
Necesita abundante riego durante los meses más calurosos, procurando no mantener encharcado el sustrato, lo que haría que las raíces se pudrieran.
El resto del año se debe regar de forma escasa, lo suficiente para que no se seque por completo el cepellón. Es muy resistente a la sequía.
En periodo de crecimiento activo, se le aporta un poco de fertilizante para cactus al agua de riego cada tres semanas, no hay que pasarse en las dosis, en este caso es preferible que sean muy reducidas.
En primavera se le pueden cortar algunas ramas para equilibrar su forma y estimular la brotación de nuevos tallos, antes de que aparezca la nueva vegetación.
Como las demás Euphorbias, posee un líquido lechoso (látex) que es irritante, se debe tener especial cuidado que no entre en contacto con la piel y los ojos.
La multiplicación es muy fácil, se cortan esquejes terminales y se limpia el látex con agua templada, se deja secar uno o dos días y se plantan luego en una mezcla de turba y arena.
Es posible hacerlo también nediante la separación de los hijuelos que nacen en la base de la planta.