Nombre común: Medinilla
Esta es una de las plantas de flor más llamativas y espectaculares.
La Medinilla es un arbusto originario de Filipinas, está incluida dentro de la familia de las Melastomataceae.
En su hábitat selvático estas plantas alcanzan alturas aproximadas a los 2 m, sin embargo, como planta de interior las medidas pueden oscilar entre 60 cm y 1 m de alto.
Esta extraordinaria planta requiere ubicaciones espaciosas donde pueda crecer con desahogo y holgura.
Los tallos fuertes y angulosos portan grandes y robustas hojas ovaladas de color verde oscuro, coriáceas, de hasta 35 cm de largo, con unas vistosas nervaduras y los bordes suavemente ondulados.
Aunque el ornamento más bello de esta planta son sus flores, principalmente las brácteas que rodean la inflorescencia.
Desde principios de la primavera hasta agosto produce numerosas flores rosáceas con los estambres amarillos, reunidas en inflorescencias colgantes de hasta 70 cm de longitud y envueltas por filas de brácteas de color rosa pálido.
Una de las características de esta planta tiene que ver con su floración, porque permanece durante mucho tiempo en la planta. La Medinilla cumingii ➤ tiene un gran parecido con esta variedad.
Resulta perfectamente apropiada para ser cultivada en interior siempre que se le proporcione un emplazamiento y condiciones adecuadas a sus necesidades específicas.
La ubicación idónea en interior es en una habitación muy luminosa, preferentemente cerca de una ventana donde le pueda dar el sol de las primeras horas de la mañana (nunca en las horas centrales) y no tenga corrientes de aire.
Se le debe proveer de una humedad ambiental lo más elevada posible y temperaturas cálidas.
Es positivo humedecerla con pulverizaciones regulares con agua templada y en lo posible que no sea calcárea; durante su periodo de descanso invernal necesita riegos más reducidos.
Es difícil conseguir el elevado grado de humedad ambiental que la Medinilla necesita, por ello, conviene introducir la maceta entera en otra bastante más grande y rellenar el espacio vacío con turba humedecida, o bien, colocarle debajo de la maceta un plato amplio con guijarros húmedos.
Crece de manera excelente en terrazas o balcones acristalados y en jardines de invierno.
Se ha de cultivar en macetas grandes, sobre todo que tengan una buena base para que no corra el riesgo de volcar debido al peso que supone tanto sus grandes hojas, como las grandes varas florales que pueden desequilibrarla fácilmente.
En el periodo de crecimiento activo se abona con un fertilizante líquido rico en potasio cada dos semanas desde que se forman los primeros capullos hasta que finalice la floración generalmente desde marzo hasta agosto.
El sustrato conviene que sea ligeramente ácido y lo más liviano posible.
Cuando termina su floración es importante situarla en una zona fresca, aunque sin que la temperatura descienda por debajo de los 15ºC.
Para que produzca una buena floración la temporada siguiente la Medinilla exige un periodo de descanso con riegos escasos.
Sólo se ha de trasplantar cuando la planta lo requiera, la mejor época es a principios de la primavera.
Para su multiplicación se puede utilizar semillas, pero es mejor y más efectivo realizarlo mediante esquejes utilizando hormonas de enraizar, en un sustrato ligeramente ácido, con ambiente húmedo y cálido.
La Medinilla es un arbusto originario de Filipinas, está incluida dentro de la familia de las Melastomataceae.
En su hábitat selvático estas plantas alcanzan alturas aproximadas a los 2 m, sin embargo, como planta de interior las medidas pueden oscilar entre 60 cm y 1 m de alto.
Esta extraordinaria planta requiere ubicaciones espaciosas donde pueda crecer con desahogo y holgura.
Los tallos fuertes y angulosos portan grandes y robustas hojas ovaladas de color verde oscuro, coriáceas, de hasta 35 cm de largo, con unas vistosas nervaduras y los bordes suavemente ondulados.
Aunque el ornamento más bello de esta planta son sus flores, principalmente las brácteas que rodean la inflorescencia.
Desde principios de la primavera hasta agosto produce numerosas flores rosáceas con los estambres amarillos, reunidas en inflorescencias colgantes de hasta 70 cm de longitud y envueltas por filas de brácteas de color rosa pálido.
Una de las características de esta planta tiene que ver con su floración, porque permanece durante mucho tiempo en la planta. La Medinilla cumingii ➤ tiene un gran parecido con esta variedad.
Resulta perfectamente apropiada para ser cultivada en interior siempre que se le proporcione un emplazamiento y condiciones adecuadas a sus necesidades específicas.
La ubicación idónea en interior es en una habitación muy luminosa, preferentemente cerca de una ventana donde le pueda dar el sol de las primeras horas de la mañana (nunca en las horas centrales) y no tenga corrientes de aire.
Se le debe proveer de una humedad ambiental lo más elevada posible y temperaturas cálidas.
Es positivo humedecerla con pulverizaciones regulares con agua templada y en lo posible que no sea calcárea; durante su periodo de descanso invernal necesita riegos más reducidos.
Es difícil conseguir el elevado grado de humedad ambiental que la Medinilla necesita, por ello, conviene introducir la maceta entera en otra bastante más grande y rellenar el espacio vacío con turba humedecida, o bien, colocarle debajo de la maceta un plato amplio con guijarros húmedos.
Crece de manera excelente en terrazas o balcones acristalados y en jardines de invierno.
Se ha de cultivar en macetas grandes, sobre todo que tengan una buena base para que no corra el riesgo de volcar debido al peso que supone tanto sus grandes hojas, como las grandes varas florales que pueden desequilibrarla fácilmente.
En el periodo de crecimiento activo se abona con un fertilizante líquido rico en potasio cada dos semanas desde que se forman los primeros capullos hasta que finalice la floración generalmente desde marzo hasta agosto.
El sustrato conviene que sea ligeramente ácido y lo más liviano posible.
Cuando termina su floración es importante situarla en una zona fresca, aunque sin que la temperatura descienda por debajo de los 15ºC.
Para que produzca una buena floración la temporada siguiente la Medinilla exige un periodo de descanso con riegos escasos.
Sólo se ha de trasplantar cuando la planta lo requiera, la mejor época es a principios de la primavera.
Para su multiplicación se puede utilizar semillas, pero es mejor y más efectivo realizarlo mediante esquejes utilizando hormonas de enraizar, en un sustrato ligeramente ácido, con ambiente húmedo y cálido.