Nombre común: Dipladenia - Jazmín de chile
En su hábitat natural, algunos tipos de Dipladenias pueden alcanzar alturas entre 7 y 9 m, de modo que sólo algunas variedades son aptas para su cultivo como plantas de interior.
La especie más popular que se cultiva habitualmente para este fin es la Dipladenia sanderi.
La Dipladenia o Mandevilla es una trepadora leñosa con un follaje semi-persistente, de rápido crecimiento, frondosa, con flores muy llamativas en forma de trompeta de unos 7 cm, ligeramente perfumadas y de intenso colorido.
Exhiben un abanico de brillantes colores como el blanco, rojo, o el rosa pálido o muy intenso. La garganta de la flor es profundo y siempre en color amarillento.
Una de las virtudes dignas de destacar de la Dipladenia es su largo periodo de floración, arranca casi con la primavera y suele continuar hasta la llegada del frío.
Las flores suelen durar en la planta unos diez días o incluso algo más con unos cuidados adecuados.
Sus tallos son leñosos y tienen una predisposición natural a colgar o trepar, si se la deja crecer a su aire puede llegar a alcanzar hasta los 3 m.
Sin embargo, con una poda cuidadosa y regular, se la puede controlar de modo que no exceda de un metro de altura.
Hay que tratar en lo posible que el suelo sea muy ligero, suelto y algo ácido.
La Dipladenia joven debe ser entutorada mediante varillas o colocada en un enrejado de alambre u otro material, de forma que la planta se aferre a él a medida que crece.
Para que se desarrolle correctamente y produzca una gran cantidad de flores, la temperatura no debe bajar de los 18ºC.
Necesita una atmósfera húmeda y caliente, el sustrato en verano tiene que estar húmedo pero nunca saturado de agua.
Hay que añadir pequeñas cantidades de abono líquido (especial para planta de flor) al agua de riego, cada dos o tres semanas durante el periodo de floración.
Mientras se mantenga el periodo caluroso la planta agradecerá un rociado de agua sobre el follaje, pero siempre evitando mojar las flores.
No le gusta el sol directo cuando éste es demasiado intenso, la mejor ubicación se encuentra en semi-sombra, sobre todo si tiene cierto abrigo de otras plantas más altas.
Cuando termina su floración se poda, quitando gran parte del crecimiento anual. Esto estimulará a la planta a crecer de forma compacta y a producir muchas flores al año siguiente.
Para propagarla se cortan unos 8 cm de los nuevos brotes, limpiando el látex que segregan al cortarlos y se impregna el extremo de los tallos en hormonas de enraizamiento, luego se plantan en un sustrato para esquejes.
Esta operación se realiza en primavera. Cuidado con el látex que la planta desprende porque es tóxico.
Conviene taparlos con una bolsa de plástico transparente y mantenerlos en un lugar cálido hasta que enraícen, aunque lo mejor es utilizar un propagador.
Las plagas más comunes que pueden atacarla son la araña roja y la cochinilla algodonosa, estas plagas se desarrollan en atmósferas secas.
La especie más popular que se cultiva habitualmente para este fin es la Dipladenia sanderi.
La Dipladenia o Mandevilla es una trepadora leñosa con un follaje semi-persistente, de rápido crecimiento, frondosa, con flores muy llamativas en forma de trompeta de unos 7 cm, ligeramente perfumadas y de intenso colorido.
Exhiben un abanico de brillantes colores como el blanco, rojo, o el rosa pálido o muy intenso. La garganta de la flor es profundo y siempre en color amarillento.
Una de las virtudes dignas de destacar de la Dipladenia es su largo periodo de floración, arranca casi con la primavera y suele continuar hasta la llegada del frío.
Las flores suelen durar en la planta unos diez días o incluso algo más con unos cuidados adecuados.
Sus tallos son leñosos y tienen una predisposición natural a colgar o trepar, si se la deja crecer a su aire puede llegar a alcanzar hasta los 3 m.
Sin embargo, con una poda cuidadosa y regular, se la puede controlar de modo que no exceda de un metro de altura.
Hay que tratar en lo posible que el suelo sea muy ligero, suelto y algo ácido.
La Dipladenia joven debe ser entutorada mediante varillas o colocada en un enrejado de alambre u otro material, de forma que la planta se aferre a él a medida que crece.
Para que se desarrolle correctamente y produzca una gran cantidad de flores, la temperatura no debe bajar de los 18ºC.
Necesita una atmósfera húmeda y caliente, el sustrato en verano tiene que estar húmedo pero nunca saturado de agua.
Hay que añadir pequeñas cantidades de abono líquido (especial para planta de flor) al agua de riego, cada dos o tres semanas durante el periodo de floración.
Mientras se mantenga el periodo caluroso la planta agradecerá un rociado de agua sobre el follaje, pero siempre evitando mojar las flores.
No le gusta el sol directo cuando éste es demasiado intenso, la mejor ubicación se encuentra en semi-sombra, sobre todo si tiene cierto abrigo de otras plantas más altas.
Cuando termina su floración se poda, quitando gran parte del crecimiento anual. Esto estimulará a la planta a crecer de forma compacta y a producir muchas flores al año siguiente.
Para propagarla se cortan unos 8 cm de los nuevos brotes, limpiando el látex que segregan al cortarlos y se impregna el extremo de los tallos en hormonas de enraizamiento, luego se plantan en un sustrato para esquejes.
Esta operación se realiza en primavera. Cuidado con el látex que la planta desprende porque es tóxico.
Conviene taparlos con una bolsa de plástico transparente y mantenerlos en un lugar cálido hasta que enraícen, aunque lo mejor es utilizar un propagador.
Las plagas más comunes que pueden atacarla son la araña roja y la cochinilla algodonosa, estas plagas se desarrollan en atmósferas secas.