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Clivia miniata


Clivia

Clivia cyrtanthiflora ➤



Planta de formación perenne, rizomatosa que es oriunda del sur de África.

Ha llegado a ser muy apreciada por los jardineros para el arreglo y adorno de jardines dada su facilidad de cultivo y sus pocas exigencias de mantenimiento.

En zonas donde las temperaturas invernales son suaves como sucede en gran parte de las regiones Mediterráneas se la puede mantener sin ningún problema en el exterior durante todo el año.

Se trata de una planta de la que existen multitud de variedades aunque la especie más cultivada es la Clivia miniata.

Está formada por largas hojas planas de un típico color verde oscuro, erguidas, con tendencia a arquearse y que parten de un manojo de raíces carnosas.

La floración es realmente muy llamativa y se produce desde el centro de las hojas que está coronado por grandes umbelas de flores acampanadas.

La floración se puede encontrar en diversos colores como el rojo escarlata, amarillo cremoso, amarillo anaranjado o blanco y se desarrollan en el extremo de fuertes pedúnculos que pueden alcanzar los 60 cm de largo.

Las Clivia suelen florecer en primavera, aunque las plantas más viejas y más fuertes tienen una segunda floración al inicio o mediados del otoño.

Tras la caída de las flores aparecen adornando a la planta unos frutos de forma redondeada en color rojo anaranjado que permanecen en la planta durante largo tiempo.

Si se quiere que la planta florezca en la siguiente temporada se debe eliminar las flores en cuanto se marchiten y antes de que comiencen a formar los frutos.

Además de evitar la producción de frutos, para que todos los años produzca unas bellas flores es necesario que tenga un periodo de descanso que coincide con la época invernal.

En el periodo de reposo se debe mantener la planta con una temperatura que no baje de los 8ºC aproximadamente.

Requiere de un riego escaso hasta el final del invierno o principios de la primavera cuando se debe de ir aumentando el riego de una forma gradual a medida que también se vaya intensificando la temperatura.


Admite perfectamente el cultivo en maceta para situarla en interior, terrazas o patios, procurando que el lugar elegido tenga una buena cantidad de luz levemente tamizada y siempre alejada de los rayos directos de sol.

En época de calor será beneficioso humedecerle las hojas para mantenerlas limpias y frescas.

La Clivia no es una planta que sea demasiado exigente en cuanto al riego, es suficiente con que el sustrato este moderadamente húmedo, no se debe regar con exceso ya que las raíces se pudren con relativa facilidad.

De marzo a septiembre hay que añadir cada quince días una solución de abono al agua de riego que sea rico en fósforo.

Para propagarla lo más práctico y rápido es separar con un cuchillo bien afilado los retoños que brotan de la planta madre, una vez haya terminado la floración.

También se puede realizar por la división de la mata, tratando las raíces con el mayor cuidado posible.

Se debe trasplantar cada tres o cuatro años a una maceta sólo un poco mayor, conviene que la Clivia tenga las raíces algo apretadas, de lo contrario florecerá peor.





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