Jacintos
Planta bulbosa que es una de las más cultivadas en maceta por su bella y alegre floración, además de ser muy apreciada por su perfume.
Es uno de los primeros bulbos en florecer, lo hace entre febrero y marzo; pero es frecuente que los centros de jardinería fuercen su floración, encontrándolos prácticamente a lo largo de todo el año, en especial a partir de octubre.
De la familia de las Liláceas el Jacinto es una planta de unos 25 - 30 cm de altura, con un grueso bulbo provisto de túnica (película que tiene como finalidad proteger las escamas carnosas).
Las hojas nacen en roseta, son estrechas, alargadas, carnosas y de color verde intenso. La floración surge de una espiga floral única, con el tallo carnoso y densos racimos de flores que poseen un perfumado aroma.
Hay una gran variedad de colores: azul, violeta, rosa, blanco, amarillo, rojo, etc. La flor del jacinto tiene la ventaja de ser de las más duraderas de todos los bulbos, se conserva perfecta durante un mes si se le proporciona unos cuidados adecuados.
En interior se consigue adelantar su floración un par de meses de manera sencilla.
Se pueden cultivar de forma individual en jacinteros llenos de agua de modo que ésta sólo roce ligeramente la parte inferior del bulbo, a partir de la cual se desarrollarán las raíces.
Se debe observar que la parte del bulbo que acaba en punta debe mirar hacia arriba.
Hay que mantener estos recipientes a oscuras y a una temperatura de unos 15ºC hasta que asome el brote y tenga unos 5 cm, momento en el que hay que ubicar el jacintero en un lugar con mucha luz.
Este es el sistema de cultivo más fácil ya que no hace falta regar.
Si se desea cultivar en maceta o en otro recipiente decorativo, debe ser más bien pequeño y poco profundo para que los bulbos se desarrollen y florezcan antes.
El sustrato para la plantación en macetas debe ser ligero y suelto; no conviene hundir los bulbos demasiado en la tierra con 2/3 de su tamaño será suficiente.
Una vez plantados los bulbos se mantienen en lugar fresco, con una temperatura estable y con poca luz, al cabo de una semanas los tallos brotarán cuando la raíz esté bien arraigada y desarrollada.
Cuando asomen los nuevos brotes se colocan en una situación bien iluminada, a unos 20ºC de temperatura y manteniendo siempre húmeda la tierra con riegos frecuentes.
La planta debe estar alejada de fuentes de calor como las estufas, del sol excesivamente fuerte y de las corrientes de aire, especialmente cuando las flores estén abiertas.
Por su porte erguido resultan perfectos para formar grupos en un mismo recipiente de tres o cuatro Jacintos en un mismo color o mezclando tonalidades.
Una forma de mejorar su aspecto decorativo y que favorecerá la retención de humedad es rellenar con musgo los espacios alrededor de la parte que asoma de los bulbos.
A medida que las flores se marchiten se corta el tallo a ras de tierra, pero dejando las hojas hasta que amarilleen y decaigan; entonces se cortan, así el bulbo tendrá tiempo de conseguir reservas para la próxima floración.
El bulbo hay que sacarlo de la tierra, limpiarlo y secarlo bien, guardándolo en un lugar bien seco y ventilado para plantarlos de nuevo en la siguiente temporada.
En el mercado existen fungicidas especiales para proteger los bulbos de posibles pudriciones y ataques de hongos a los que son sensibles.
Estas plantas tienden a desarrollar flores más pequeñas cada año; por eso, aunque pueden reutilizarse, es mejor cada tres o cuatro años usar bulbos nuevos.
Es uno de los primeros bulbos en florecer, lo hace entre febrero y marzo; pero es frecuente que los centros de jardinería fuercen su floración, encontrándolos prácticamente a lo largo de todo el año, en especial a partir de octubre.
De la familia de las Liláceas el Jacinto es una planta de unos 25 - 30 cm de altura, con un grueso bulbo provisto de túnica (película que tiene como finalidad proteger las escamas carnosas).
Las hojas nacen en roseta, son estrechas, alargadas, carnosas y de color verde intenso. La floración surge de una espiga floral única, con el tallo carnoso y densos racimos de flores que poseen un perfumado aroma.
Hay una gran variedad de colores: azul, violeta, rosa, blanco, amarillo, rojo, etc. La flor del jacinto tiene la ventaja de ser de las más duraderas de todos los bulbos, se conserva perfecta durante un mes si se le proporciona unos cuidados adecuados.
En interior se consigue adelantar su floración un par de meses de manera sencilla.
Se pueden cultivar de forma individual en jacinteros llenos de agua de modo que ésta sólo roce ligeramente la parte inferior del bulbo, a partir de la cual se desarrollarán las raíces.
Se debe observar que la parte del bulbo que acaba en punta debe mirar hacia arriba.
Hay que mantener estos recipientes a oscuras y a una temperatura de unos 15ºC hasta que asome el brote y tenga unos 5 cm, momento en el que hay que ubicar el jacintero en un lugar con mucha luz.
Este es el sistema de cultivo más fácil ya que no hace falta regar.
Si se desea cultivar en maceta o en otro recipiente decorativo, debe ser más bien pequeño y poco profundo para que los bulbos se desarrollen y florezcan antes.
El sustrato para la plantación en macetas debe ser ligero y suelto; no conviene hundir los bulbos demasiado en la tierra con 2/3 de su tamaño será suficiente.
Una vez plantados los bulbos se mantienen en lugar fresco, con una temperatura estable y con poca luz, al cabo de una semanas los tallos brotarán cuando la raíz esté bien arraigada y desarrollada.
Cuando asomen los nuevos brotes se colocan en una situación bien iluminada, a unos 20ºC de temperatura y manteniendo siempre húmeda la tierra con riegos frecuentes.
La planta debe estar alejada de fuentes de calor como las estufas, del sol excesivamente fuerte y de las corrientes de aire, especialmente cuando las flores estén abiertas.
Por su porte erguido resultan perfectos para formar grupos en un mismo recipiente de tres o cuatro Jacintos en un mismo color o mezclando tonalidades.
Una forma de mejorar su aspecto decorativo y que favorecerá la retención de humedad es rellenar con musgo los espacios alrededor de la parte que asoma de los bulbos.
A medida que las flores se marchiten se corta el tallo a ras de tierra, pero dejando las hojas hasta que amarilleen y decaigan; entonces se cortan, así el bulbo tendrá tiempo de conseguir reservas para la próxima floración.
El bulbo hay que sacarlo de la tierra, limpiarlo y secarlo bien, guardándolo en un lugar bien seco y ventilado para plantarlos de nuevo en la siguiente temporada.
En el mercado existen fungicidas especiales para proteger los bulbos de posibles pudriciones y ataques de hongos a los que son sensibles.
Estas plantas tienden a desarrollar flores más pequeñas cada año; por eso, aunque pueden reutilizarse, es mejor cada tres o cuatro años usar bulbos nuevos.