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Tiempo de trasplante




Las plantas mantenidas en recipientes del tipo que sea necesitan trasplantes periódicos, y, aunque a muchas plantas no les afecta la época en que se les trasplante, es en la primavera el momento ideal para proceder a trasplantar la mayoría de especies.

Es una de las tareas que no conviene esperar demasiado para efectuarla, principalmente en las plantas de flor, ya que cuando comiencen a florecer no podrá hacerse.

Hay que tener en cuenta que por o general las plantas se desarrollan mejor en macetas que parecen pequeñas que en recipientes excesivamente grandes.

Lo ideal desde luego es un perfecto equilibrio entre la parte aérea, las raíces y el recipiente contenedor.

Cuando se imponga la necesidad de realizar el trasplante de una planta es importante hacerlo a una maceta o cualquier otro soporte que sea sólo ligeramente mayor que el anterior.

Un recipiente demasiado grande hará que crezcan las raíces en detrimento de la parte aérea.

El trasplante es una tarea muy útil y sencilla, que en el caso de las plantas de interior que se cultivan en una maceta con una cantidad de sustrato y de nutrientes limitada se convierte en imprescindible, como norma general.

El momento del trasplante es una buena oportunidad para revisar de forma cuidadosa las raíces, eliminando las que aparezcan secas o presenten un mal estado.

Es fundamental en las plantas con insectos en la tierra, que se cambie todo el sustrato e incluso lavar bien bajo el grifo las raíces.

No es necesario trasplantar un ejemplar todos los años, aunque debe hacerse si se desea que la planta siga creciendo y siempre que las raíces asomen por el agujero de drenaje de la maceta.

Nunca se debe trasplantar los ejemplares que no tienen muy desarrollado el sistema de raíces o bien que éstas se encuentran rodeadas de una suficiente cantidad de sustrato.

En los ejemplares de gran tamaño que están en recipientes demasiado grandes no son fáciles de trasplantar.

Por ese motivo y para que sigan con un desarrollo sano, se puede reabastecer el sustrato sin necesidad de cambiarlo por completo.

Sólo hay que remover la capa superficial del sustrato con un pequeño rastrillo o tenedor viejo y sustituirlo por un sustrato nuevo.

En el caso de que las raíces hayan alcanzado un desarrollo tal que no sea fácil hallar un recipiente adecuado para la planta (esto puede suceder por ejemplo con la esparraguera), conviene cortarlas en parte mediante un cuchillo que corte bien.
Previamente al cambio de maceta, conviene regar planta ligeramente, de modo que el sustrato quede humedecido, con esto se evitará que el cepellón se cuartee en distintos trozos de tierra con el consiguiente perjuicio para las raíces.

Al nuevo recipiente se le debe colocar en la base una buena capa de piedrecillas o de trozos de tiesto roto.

Se cubre la base con una moderada capa de sustrato y se introduce la planta, rellenando con más sustrato hasta que el cepellón quede cubierto.

Se presiona bien el sustrato con las manos para que no queden las eventuales bolsas de aire alrededor de las raíces y que la planta quede asentada firmemente.

Tras el trasplante es imprescindible regar de forma abundante el sustrato.

Hasta que la planta esté bien asentada habrá que dispensarle un poco de atención.





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