Claves para un adecuado desarrollo
Durante el verano la gran mayoría de plantas están en pleno crecimiento y no se las debe molestar con cambios de contenedor innecesarios, en particular las plantas de flor.
Ese gesto es más perjudicial que beneficioso, dado que al hacerlo el ejemplar puede dejar de florecer y perder los brotes que posea.
El pleno desarrollo sucede tanto en las plantas de exterior como las de interior, por lo que todas en general necesitan de unos cuidados especiales.
En principio las atenciones se centran en la cantidad y frecuencia de los riegos, y un abonado proporcionado, en lo posible utilizando el específico para cada caso o especie.
Afortunadamente en el mercado existe un sinfín de abonos formulados para cada característica, así por ejemplo las plantas de flor tienen uno determinado, las plantas verdes el suyo, las acidófilas también, lo mismo sucede para geranios, palmeras, bulbos, rosales, etc.
Abonar con más frecuencia pero en menor cantidad.
Un exceso de fertilizante es difícil de reparar, siempre será más fácil añadir un poco más si la planta no crece o la floración es pobre.
Si se tiene la práctica de alimentar a las plantas con los restos del café o té, cáscaras de huevo, el agua de cocer verduras, o cualquier otro tipo de abono natural, habrá que rebajar la dosis de abono químico.
El exceso de alimentación perjudica gravemente a las plantas.
Es preferible alternar los dos tipos de abono, uno cada semana o cada diez días.
La aparición de las temidas plagas también es algo típico de la época estival, impulsadas por el calor, la humedad o bien por la falta de la misma.
En cuanto se haga evidente que un ejemplar está afectado por cualquier plaga, hay que separarlo del resto de plantas y a continuación, averiguar de que mal se trata y combatirlo con un producto específico.
Hasta que no se esté seguro que la plaga ha desaparecido por completo no se debe arrimar la planta a otras.
Es muy importante no abonar una planta infestada, el abonado es un alimento para el vegetal, no un tratamiento; aunque una planta bien alimentada es más difícil que sea invadida.
En cuanto a las plantas que se encuentran en interior conviene que se les de un rociado de agua prácticamente a diario, las ávidas de humedad como los helechos, caladiums o calatheas, precisarán de varios rociados al día.
Las plantas resisten mejor una ligera sequía que un cepellón siempre empapado en agua.
En general, casi todas las plantas de interior toleran mejor la falta de humedad en el sustrato que ambiental, una atmósfera seca arruinará con seguridad el follaje, por mucho que el sustrato esté bien regado.
En este periodo es primordial mantener todas las plantas limpias de hojas secas, flores marchitas o tallos débiles, ese gesto mantendrá alejadas a la plagas.
Los ejemplares de gran follaje, agradecerán una limpieza sobre la superficie de las hojas con un poco de agua jabonosa.
En las plantas de hojas ornamentales es muy apropiado utilizar un abonado foliar, complementando a la fertilización del sustrato.
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