Erica hiemalis


Brezo del Cabo - Erica hyemalis

Erica gracilis ►       Erica carnea   ►


El género presenta arbustos de carácter perenne, que necesitan de suelos muy ácidos que mantengan cierta humedad sin encharcamientos.

Son arbustos erguidos de pequeño tamaño que pueden conformar vastas superficies de terreno siempre que no sean calcáreos.

Muchas de las especies tienen un origen africano y otras tantas europeas. Pertenecen a la familia de las Ericaceae.

Gran número de Ericas son plantas enanas que se utilizan ampliamente para cubrir el suelo, aunque por su mesurado tamaño se prestan inmejorables para cultivar en macetas.

Todos los componentes de este grupo necesitan de exposiciones soleadas y al aire libre.

Siempre han de estar ubicados en espacios de exterior, en interior sólo pueden permanecer durante un corto espacio de tiempo, pasado el cual comienzan a perder sus menudas hojas, en caso de no colocarlas al aire libre acaban por morir.

No son plantas fáciles de conservar una vez pasada su floración, incluso en zonas donde su cultivo es más habitual como el norte de España, el calor del verano casi siempre acaba con ellas.

Pueden crecer en suelos alcalinos toda vez se les añada una buena cantidad de turba.

Es importante regarlas con regularidad con agua blanda, también es vital que el fertilizante sea indicado para plantas acidófilas.

La floración se muestra espectacular cuando se forman grupos, cuantas más plantas de la misma variedad o de flores de diferente tonalidad mejor será el efecto logrado.

Las hojas de la Brezo del Cabo son lineares, muy pequeñas y estrechas, de color verde oscuro y cubiertas de finos pelillos, éstas se agrupan a lo largo de los tallos.


El follaje se seca y cae con facilidad por déficit de humedad, sol muy intenso, o estancias prolongadas en interior.

Produce racimos de flores tubulares de color rosa pálido que luego se va oscureciendo, están dispuestas boca abajo sobre las ramas de manera individual pero muy próximas.

La floración de esta Erica se produce durante el periodo frío y puede alcanzar hasta el comienzo de la primavera.

Es conveniente que tras la floración se efectúe una poda sobre la planta que mantenga un bonito porte redondeado, no obstante se puede hacer ligeras podas durante la temporada si la planta pierde su forma.

Se propaga por medio de esquejes que se toman preferiblemente entre agosto y septiembre, plantados en turba pura húmeda.

El proceso de enraizado es bastante largo y no siempre acaba con éxito.

Los esquejes hay que ampararlos de los cambios de temperatura, colocados bajo una cubierta que se debe abrir con frecuencia para ventilar e impedir que puedan ser dañados por la putrefacción.





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