Calathea rufibarba


Calatea 

El género comprende algo más de un centenar de plantas perennes, pertenecientes a la familia de las Marantaceae.

Este grupo de atractivas plantas provienen de los bosques umbríos y tropicales de Centroamérica y Sudamérica principalmente de Brasil.

Esta planta cuyas raíces son rizomatosas, crece razonablemente bien en interiores, aunque es particularmente delicada.

Las hojas provistas de largo peciolo crecen directamente del tallo en racimos.

A diferencia de otras muchas plantas de esta especie que disfrutan de hojas de curiosos dibujos y colores característicos, la M. rufibarba tiene variedades con las hojas de color verde muy oscuro en su totalidad, o bien verde intenso por el haz y rojo púrpura en el envés.

Los suculentos tallos de color púrpura están cubiertos de finos pelillos de la misma tonalidad.

Las hojas son alargadas, de textura aterciopelada, lustrosas y graciosamente onduladas en los bordes.

Las flores se originan en la base, justo por encima del suelo, están agrupadas y son de color amarillo pálido. En interior raramente florece.

La necesidad de luz es relativamente moderada como en general para todo este conjunto de plantas, la luz fuerte a menudo ocasiona que las hojas se curven.

En caso de suceder esto, será necesario situar a la planta en otro lugar más sombreado para que recobre su apariencia normal.

El alto nivel de humedad ambiental que demanda esta planta es vital y por lo tanto, es el mayor problema que nos podemos encontrar a la hora de cultivarla en interior.

El enemigo principal de las Marantas es la falta de humedad en su entorno, ya que los márgenes de las hojas se secan estropeando su belleza, por ello, debemos procurar por todos los medios que ésta sea lo más alta posible.

Esto se puede lograr disponiéndola sobre una bandeja de piedrecillas mojadas y vaporizando el ejemplar y todo su perímetro con cierta frecuencia, en verano a diario.

Hay que regarla con agua que no esté fría y evitar en lo posible el agua dura ya que puede originar manchas antiestéticas sobre las hojas.

El sustrato debe regarse libremente desde marzo hasta septiembre, de forma más comedida el resto.



Necesita un sustrato ligero, poroso y ligeramente ácido, con un buen drenaje; la tierra nunca debe estar demasiado compacta o apelmazada.

Con un abonado quincenal usando un fertilizante líquido suave, será suficiente.
El abono debe ser para plantas de hoja verde, éste hay que disolverlo en el agua de riego y no excederse de la dosis recomendada.

No requiere de podas, es suficiente con eliminar las hojas estropeadas, cortándolas lo más cerca posible de la base.

La reproducción se realiza en primavera cuando las temperaturas son más cálidas, por medio de la división de la planta.

Conviene mantener las nuevas plantas bajo cubiertas de plástico, hasta que sea evidente que están bien establecidas.