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Passiflora racemosa


Pasionaria racemosa - Pasionaria roja - Pasiflora roja


Esta integrante del grupo de las Pasionarias es una trepadora de hoja perenne con hermosos racimos colgantes compuestos de llamativas y exóticas flores rojas.

Todo el conjunto de Passifloras son conocidas como Flor de la pasión y originarias de regiones tropicales y semi-tropicales de América, desde México hasta Brasil. Esta Passiflora en particular, proviene de una zona muy conocida de Brasil como es Rio de Janeiro, y pertenece a la familia de las Passifloraceae.

Además de ser una hermosísima planta ornamental, destaca su rápido crecimiento y la gran facilidad de cubrir muros, vallas, enrejados o espalderas.

Para zonas más pequeñas como son los patios es capaz de adaptarse perfectamente a un cultivo en grandes macetones.

El hecho de hacer que desarrolle en un contenedor facilita mucho la labor de poder llevar la planta a un lugar mas protegido en el momento que las temperaturas bajen.

Lo ideal es que el espacio para su desarrollo sea lo más parecido a un invernadero, ya que la Pasiflora roja prefiere una atmósfera con un elevada humedad.

Una opción interesante es situarla en un patio soleado contra una pared que le sirva de abrigo.

Para permanecer al aire libre y tanto si está asentada en suelo como en contenedores, el cultivo de la Pasiflora roja requiere de climas templados, orientaciones soleadas y protegidas del viento y del sol desmesurado del mediodía.

Los tallos puede ser muy largos, de hasta más de 5 m, delgados y angulares, portando hojas grandes, lisas, brillantes y coriáceas, normalmente trilobuladas, pero a veces enteras.

Durante parte del verano y otoño se produce su floración en largos racimos colgantes que llegan a 30 cm o más de longitud en el extremo de tallos sin hojas de color marrón rojizo.

Los delgados pétalos son de color carmesí claro y extendidos o vueltos hacia afuera.

La corona posee filamentos cortos, erectos, y son purpúreos con bordes blancos por fuera y rojos por dentro donde los filamentos son muy cortos.


El riego debe ser generoso en verano y mucho más escaso en invierno, tan importante como la humedad del suelo lo es la ambiental.

Es posible que en condiciones de entornos muy secos las hojas se marchitan y caigan.

Tras la floración y en ocasiones coincidiendo con ella aparecen los frutos ovoides y alargados, con forma de una pequeña pera, de entre 3 a 7 cm de largo y de color verde oscuro.

En invierno pueden protegerse las plantas acolchando el suelo y cubriéndolo con un material que aísle el frío de la masa subterránea de raíces.

El método usual y más sencillo para su propagación se realiza a partir de esquejes semi-leñosos, tomados preferiblemente en verano.

También es posible su cultivo mediante semillas colocadas en una mezcla arenosa y ligera, aunque este método es más difícil y la germinación resulta mucho más lenta.





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